Enfrentarse al pensamiento recurrente sin tener que recurrir al ritual. Este es el reto al que tiene que enfrentarse un paciente con trastorno obsesivo compulsivo (TOC), un primer paso que entre un 12 y un 25% no se atreven a dar.

-¿Cuál es su tratamiento del TOC?

-El que mejor funciona es la terapia de exposición y prevención de respuesta (EPR) y en los casos más resistentes, los inhibidores. Esta terapia consiste en que el paciente se exponga, de forma gradual, al pensamiento obsesivo sin hacer el ritual. Por ejemplo, si tiene miedo al contagio: tocar las superficies sin lavarse después las manos. ¿Qué pasa? Que hoy la cosa está bastante complicada porque el tratamiento psicológico sale caro. Estos pacientes muchas veces tienen que acudir a la sanidad privada ya que las unidades de salud mental (USM) están saturadísmas. La intervención tiene que estar muy estructurada, con revisiones de una semana a otra, sobre todo al principio, y en muchas ocasiones las USM no pueden dar este servicio por la escasez de psicólogos clínicos. De hecho la media en España es de 4,3 psicólogos por cada 100.000 habitantes cuando en Europa es de 18 por cada 100.000.

-¿Por qué aparece el TOC?

-No hay una causa única, sino una serie de variables que se aúnan. Existe una vulnerabilidad biológica, pero también otros factores como el entorno, la educación y las experiencias vividas. El TOC puede no manifestarse hasta que un evento estresante, como la pérdida del trabajo, por ejemplo, lo desencadena. El 30% de los casos tienen asociada una sintomatología de depresión, lo que agudiza el trastorno.

-¿Y es consciente de lo que le ocurre?

-Sabe que las obsesiones que tiene son una chaladura y le da vergüenza contarlo. De media tardan entre 8 y 10 años en pedir ayuda. Sin embargo, no puede evitar hacer rituales para reducir la ansiedad que le provoca ese pensamiento repetitivo. El TOC es altamente limitante porque la persona puede estar horas haciendo el ritual: lavarse las manos si estamos hablando de obsesión por la limpieza o miedo al contagio; yendo y viniendo a casa para hacer comprobaciones si hablamos de una obsesión por la seguridad; recorrer cien veces el mismo trayecto para comprobar que no se ha atropellado a nadie si lo que le obsesiona es hacer daño...