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Carlos Elías Pérez: "Sin un alto conocimiento matemático un país no tiene futuro en el siglo XXI"

"España necesita triplicar el número de matemáticos; si no, seremos el balneario de chinos e indios" - "Cada vez hay más conexiones entre la realidad virtual y la real"

Carlos Elías Pérez, con su libro "El selfie de Galileo". / FdV

La interacción de la ciencia y la tecnología con el periodismo es la principal línea de investigación de Carlos Elías Pérez, catedrático en la Universidad Carlos III de Madrid, autor del libro "El selfie de Galileo", que considera que el conocimiento siempre es poder, y la gente que tiene conocimiento informático, matemático "puede desmantelar cosas".

- ¿Qué diría hoy Galileo si viera un móvil o un iPad y se pudiera hacer un selfie?

- Se quedaría sorprendido y se haría muchos. Galileo era muy social y fue el primer científico que consideró que era importante la divulgación a las masas además del primer laico que desafió al clero, con toda la razón. Los jesuitas y el papado le sometieron a un proceso judicial por haber escrito que el Sol está en el centro del universo. Hasta ese momento la ciencia, el conocimiento, pertenecía a la Iglesia, al clero. A sus enemigos intelectuales los llamaba pigmeos mentales curiosamente la misma expresión con la que Zuckerberg (fundador de Facebook) insultaba a los abogados que le reclamaron derechos de patente de la red social cuando fue él quien creó el programa.

- ¿Y qué opinaría de la civilización digital?

- Tendría las dos visiones que se reflejan en el libro. La de que la civilización digital es una avance porque nos permite, por ejemplo, algo impensable en los 60 como disponer de un ordenador personal capaz de gestionar un vuelo o hacer cálculos. Y la de que, en contraposición a ese proceso de observación minucioso y de empleo de las matemáticas en el que se sitúa hoy todo lo digital, esto mismo no te permite profundizar, algo que él rechazaría. En este sentido, hay muchos investigadores que sostienen que por culpa de la cultura digital está disminuyendo el pensamiento matemático profundo.

- En "El selfie de Galileo" usted afirma que el mundo cambió mucho más de lo previsto el 1 de enero de 2000. ¿Por qué?

- Para mí fue curioso. Como periodista de la agencia Efe cubrí una reunión con informadores para que estuviéramos alerta sobre lo que podía pasar el 31 de diciembre de 1999. Se creyó entonces que muchas cosas pues todo estaba dominado por los ordenadores. Hasta ese momento la gente no fue consciente de la importancia de esa fecha. Luego no ocurrió nada porque los ordenadores no se volvieron locos. Pero sí es verdad que el mundo cambió. Hoy la presencia de la informática, de lo digital, es absolutamente abrumadora y lo ha transformado todo.

- ¿Qué coincidencias hay entre el entorno reaccionario que condenó a Galileo por sus ideas y el desde el que se acapara ahora la tecnología por razones políticas y económicas?

- El conocimiento siempre es poder y, efectivamente, se reproducen las mismas situaciones. A Galileo lo encarcelaron a perpetuidad por desvelar que no éramos el centro del universo. Eso significó un cambio brutal en el pensamiento europeo y el clero no quería que se supiera. Ahora es lo mismo. Es decir, la gente que tiene conocimiento informático, matemático, puede desmantelar cosas. Por ejemplo, en el libro se habla del bitcoin que puede acabar con la banca. Y eso no interesa. Los informáticos han acabado con las agencias de viajes o con editoriales tradicionales y el periodismo tradicional. Quienes detentan el poder lo mantendrán en tanto menos gente disponga de ese conocimiento. Personas como Aaron Swartz, un informático brillantísimo que se suicidó al no poder aguantar la presión del poder cuando liberó todos los papers, los artículos de revistas científicas, y los hizo de acceso abierto, hasta Snowden pasando por Assange, lo que han querido es desvelar cómo funciona el mundo.

- ¿Considera que ya es más real la sociedad-red, que existe en Internet, que la realidad real?

- Sí. Creo que cada vez hay más conexiones. Cuando se pasan muchas horas en una realidad virtual eso configura el cerebro. Al tomar después decisiones se puede hacer en función de la realidad en la que se ha estado. Cada vez más se imponen esas realidades aunque es verdad que no es la real en estos momentos. Pero es cierto que puede influir en la toma de decisiones de muchas personas.

- Galileo creía que el mundo se expresa en lenguaje matemático. ¿Por qué salvo los matemáticos y los científicos el resto no le da esa relevancia?. ¿No se enseña bien en la escuela?

- La ciencia y las matemáticas, especialmente en España pero también en otros países, se enseñan como una técnica no como pensamiento. De hecho, una de las cosas que quería demostrar en el libro es que un teorema es más revolucionario que una idea política y que un científico o un ingeniero informático no es un técnico sino un pensador, un intelectual. Es pensamiento entero que implica que la materia es importante, que somos materia. Y eso no se da en la escuela y sí la técnica, pues se necesita que la gente sepa informática para arreglar los ordenadores del banco, o química para tener controladas las condiciones del agua pero no para que eso se convierta en pensamiento que cambie el modelo actual.

- O sea para convertirnos en ciudadanos consumidores más que en individuos con capacidad crítica.

- Efectivamente. Está claro que un sistema educativo en el que haya más horas de religión que horas de programación informática es un sistema del siglo XVI, no del XXI. Se forma a consumidores de teléfonos móviles, de iPod o de ordenadores pero no a los que crean esos dispositivos. Y en una sociedad eso no puede tener futuro.

- ¿Qué amenazas tiene la ciberrealidad?

- Si se estudia medicina no se puede tener un cadáver en casa para ver cómo es por dentro. Tampoco si estudias los virus, que están muy protegidos y su localización y utilización muy regulada. ¿Pero qué sucede con internet?. Pues que una bomba, un virus, para hacer estallar una refinería, lo puedes crear en casa porque está hecho de algoritmos. No necesita materia y esa es la cuestión que la gente no entiende: la civilización digital es inmaterial. El periódico no es nada, no es materia; un pdf tampoco. Así que las leyes que existían para lo material no se pueden aplicar ahora para lo inmaterial. Los procesos son similares. Es un cambio de mentalidad importante porque las armas informáticas son solamente talento informático y matemático.

- ¿Ciberactivistas y hackers buenos están ganando la batalla al mal uso de la tecnología?

- Sí, sí. Los hackers tienen una filosofía y cuentan con filósofos detrás que son los grandes informáticos y matemáticos creadores de esta civilización. Y esa filosofía se basa en que el conocimiento sea libre y gratuito. Para quienes nos dedicamos a vivir del conocimiento, porque nos pagan por ello, crea conflicto, obviamente. Los hackers defienden que no haya humanos que sepan más de otros humanos. Es decir, que se debe tener acceso a saber lo que piensa mi jefe sobre mí. Tienen mucha, mucha influencia en la gente joven que no sigue las pautas ni de los profesores, ni de los medios de comunicación tradicionales sino de la gente influyente en Internet.

- ¿Qué es lo peor y lo mejor de la sociedad-red?

- Lo que quería demostrar es que el periodismo de papel, el periodismo serio, es el importante. Antes, si se quería saber lo que era una vacuna se buscaba en una enciclopedia. La entrada la hacía alguien muy experto, como la de la radioactividad en la Enciclopedia Británica que realizó Marie Curie. Sin embargo, Wikipedia es un campo de batalla ideológico en el que países como Venezuela o Israel, o términos como vacuna u homeopatía, constantemente se están modificando. Por eso el periodismo es muy necesario y comparte su objetivo con la ciencia: buscar la verdad preguntando a los expertos y hacerla pública.

- ¿Qué opina de la ciencia que se hace en España?

- Hay una dificultad que no está tanto en la financiación pues la revolución informática no necesitó de grandes inversiones. Microsoft se hizo en un garaje de 600 euros. Lo que se necesita es libertad de creación. Aquí está todo muy condicionado, no es fácil. Hay una compartimentación que está ahogando la ciencia. No es normal que en un departamento de filosofía no haya informáticos, y al contrario.

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