A las 04.45 horas de la madrugada de ayer, sonó el teléfono en el domicilio del escritor Leonardo Padura, en el barrio Mantilla de La Habana. Eran seis horas más en España y le comunicaban, que había sido galardonado con el "Princesa de Asturias" de las Letras. Desde ese momento, el teléfono no paró de sonar. Su madre, Lucía Fuentes, de 87 años, se despertó alarmada. "Se está enterando de la noticia, le acabo de decir que me han dado un premio muy grande, que asumo como el resultado de todos estos años de trabajo, de lucha con las palabras y con las historias. Todavía estoy conmocionado", declaraba el escritor.

El novelista, autor de "El hombre que amaba los perros", uno de los títulos icónicos del género de este nuevo siglo, y de la serie de novela negra protagonizada por el policía Mario Conde, se ha convertido en el primer escritor cubano en lograr este galardón. Crítico con el régimen castrista, periodista, guionista y probablemente el autor hispanoamericano más traducido a otras lenguas, el acta del jurado, que presidía el director de la Real Academia Española, el escritor gallego Darío Villanueva, define su obra como "una soberbia aventura del diálogo y la libertad". Padura, se añade en el acta, es "un autor arraigado en su tradición y decididamente contemporáneo; un indagador de lo culto y lo popular; un intelectual independiente, de firme temperamento ético".

Padura se mueve con soltura en diferentes géneros literarios y en todos ellos, la búsqueda de verdades o de certezas, quizás heredada de sus años de periodismo, allá por la década de los 80 del pasado siglo, es una de sus características. "Pero sin olvidar que la verdad no es una sola, que es relativa y que lo que en un momento puede ser verdad, en otro puede dejar de serlo. Cuando escribo novelas policiacas o lo más cercano a lo policiaco, en realidad son falsas novelas policiacas. En las otras novelas, sobre todo las de contenido histórico, es la historia la que me obliga a analizar los acontecimientos. Tanto en un género como en otro, trato de ser muy respetuoso con la realidad, en unos casos la cotidiana y en otros la histórica", explica.

En su caso, el género policiaco y su personaje Mario Conde, ha sido un instrumento para retratar la Cuba de su tiempo. "Traté de crear un personaje que fuera verosímil pero muy literario ya desde la primera novela, 'Pasado perfecto'. Tenía que ser un policía porque no era verosímil un investigador privado en la realidad cubana, pero traté de buscarle el lado humano y terminó siendo un policía que, en realidad, es un antipolicía porque son tantos sus defectos y sus debilidades que no parece policía. Mario Conde es de mi generación, de mi experiencia, que ha vivido toda su vida en el mismo barrio, como yo, y con gustos literarios parecidos a los míos. Está muy cercano a mí, en realidad, es el vehículo a través del cual he presentado la realidad cubana", indica Padura.

El escritor, nacido en La Habana hace 59 años, con nacionalidad honorífica española, se define como "un escritor cubano, que quiero escribir y vivir en Cuba". Y añade:"Creo que he hecho mi trabajo con toda responsabilidad, he tratado de ser fiel a mi manera de sentir y de poder expresar la realidad cubana". Esa desilusión colectiva de un tiempo también se refleja en la película "Regreso a Ítaca", dirigida por Laurent Cantet y con guión suyo, inicialmente prohibida en Cuba, aunque pudo verse finalmente en el último Festival de La Habana.

El reciente deshielo de las relaciones entre su país y los Estados Unidos está abriendo una nueva etapa en el país caribeño. "Estamos iniciando y viviendo un proceso en el que muchas cosas van a cambiar. En realidad, la vida en Cuba ya empezó a cambiar en los años 90, tras la desaparición de la Unión Soviética, y eso permitió que fuera posible que un escritor como yo pudiera vivir y escribir en Cuba, y recibiera en 2012 el Premio Nacional de Literatura. Creo que ahora se acelera un proceso de movilidad en la sociedad cubana y un mayor acercamiento a Europa después de este último distanciamiento".

"El hombre que amaba los perros", sobre las vidas de Trotsky y su asesino, el español Ramón Mercader, le catapultó al olimpo de la novela. "Hubo muchas razones para elegir a León Trotsky y a Mercader. La primera, una fascinación por un personaje del que sabía muy poco porque en Cuba no había bibliografía sobre él, ya que se había seguido la política de la URSS de silenciarle", explica el escritor galardonado.