El gallego Óscar Loureda Lamas, vicerrector de Calidad y Desarrollo de la Universidad de Heidelberg, de la que es catedrático del departamento de Traducción e Interpretación, es uno de los filólogos más destacados en este momento en el estudio de la lingüística del texto, la tipología textual o la etnolingüística. Una beca de la Fundación Alexander von Humboldt le llevó desde la Universidade da Coruña (UDC) a la de Tübingen. La semana pasada debutó como jurado en el premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales.

-¿Qué utilidad tiene la lingüística del texto?

-La figura del filólogo ha cambiado. Tradicionalmente, ha estado volcada en la enseñanza de la lengua, la gramática, la literatura, la historia de la literatura o la técnica de lectura, y todo eso conformaba un paradigma de un filólogo bastante recluido en su área de conocimiento y que tenía la tarea de trasladar ese conocimiento y perpetuarlo.

-¿Hoy ya no es así?

-Tenemos que hacer un esfuerzo para comunicar otra realidad. La nuestra es una disciplina propia que adquiere, a través de la investigación, su desarrollo, pero que ayuda a otras disciplinas a mejorarla en interacción con las ciencias sociales, para entender el papel de la lengua en sociedad, aspectos donde el filólogo dialoga con psicólogos, con neurólogos, para conocer qué pasa en el cerebro con la lengua.

-Ya no es suficiente solo la transmisión del saber.

-Nuestro papel es más rico, pero la transmisión del saber es muy importante porque el desarrollo humanístico de las sociedades es fundamental, en la medida en que puede establecer criterios éticos, históricos y fortalecer criterios sociales que nos ayuden a ser mejores.

-¿Cuál es el papel de la lengua en el impacto social de las frases que quedan en la memoria colectiva, caso del Yes, we can

-Las frases tienen una base lingüística en el sentido en que se hacen a través de la lengua y una vez que se dicen ya no vuelven nunca atrás. El hecho de que una frase se perpetúe y quede en la memoria colectiva, tiene poco que ver, en la mayoría de los casos, con su calidad lingüística o estética y mucho más con la oportunidad, con factores sociales y culturales que la impulsan a permanecer en nuestra memoria. Hoy esa aceptación social está potenciada indudablemente por los medios de comunicación.

-Imagino que las redes sociales ampliarán muchísimo el campo del análisis de textos.

-Esa distinción que había entre la escritura como lengua de cultura y muy bien pensada y la oralidad como lengua espontánea donde entraban todo tipo de correcciones, hoy no es así. Lo que ha hecho internet es favorecer que la distancia entre ambas sea menos clara, más continua, menos tajante y eso no es necesariamente malo. Los medios y la red de internet no han hecho cambios de lenguaje pero han creado nuevas modalidades de expresión.

-¿Qué importancia tiene la tradición en el texto o en la cultura en general?

-La tradición en el texto es una manera de hacer sociedad. Las lenguas y los textos en general no son de nadie, son de todos, y viven y reviven en cada acto de habla. Cada vez que hablamos en español o en cualquier otra lengua lo que hacemos es darle continuidad y hacer tradición de esa lengua, hacer que reviva y que continúe. Y cada vez que escribimos y nos adaptamos a otros modelos es una manera de reconocer al otro, de darle un papel en lo que yo digo a los demás. Por eso la lengua y los textos son fundamentalmente intersubjetivos, son de la persona, no son del yo o del tú, son de todos, y en ese diálogo permanente que crea y recrea textos, palabras, lengua, creamos grupo, colectivo, identidad, sociedad. Aristóteles ya decía que la lengua era el fundamento de la sociedad en el sentido de que nos permite crear identidades y también diferenciarnos de los demás.

-¿Qué diferencia a la universidad española de la alemana?

-La universidad alemana quizá tenga déficit de organización; sin embargo, en España, la universidad se ha fortalecido más como institución, todos los mecanismos de gestión y ordenación interna quizá sean más potentes. Pero la alemana tiene una ventaja fundamental en su modelo y es que la célula de la actividad, el átomo digamos, es el profesor no es un departamento, no es una estructura orgánica y la responsabilidad individual es mucho más alta y permite ejecutar o desarrollar proyectos de una manera mucho más ágil. Es una universidad que permite el desarrollo del individuo y donde se incorpora en muy alta medida la investigación.

-No parece endogámica.

-Hay otros criterios. La toma de decisiones es mucho más libre, más científica, más colegiada y está menos determinada por la política del partido. Son procesos de elección puramente gobernados por la ciencia y ahí puede haber buenos y malos criterios científicos, pero es una toma de decisiones autónoma.

-¿Hay buena investigación lingüística en España?

-Cabría diferenciar entre las áreas, en Filología Hispánica, es puntera, tiene la ventaja de trabajar en casa y juntamente con los países de Latinoamérica desarrolla proyectos de mucha calidad donde se manejan datos muy buenos y técnicas cada vez más modernas.

-Algunos profesores se quejan de que los estudiantes leen poco. ¿Está de acuerdo?

-Cualquier estudiante lee continuamente en su teléfono, en su tableta, en la pantalla de su televisión, habría que preguntarse por la calidad de los textos, por la organización de esas fuentes de información, etc. No soy tan pesimista, quizá se lea menos, lo que pasa es que se edita más y se lee de otra manera. Más preocupante es la tendencia, muy notable, a escribir menos.