El tsunami de cien voces

Un espectáculo sin líneas argumentales que se deja caer en barrena por un tobogán de imitaciones

El humorista e imitador, Carlos Latre.

El humorista e imitador, Carlos Latre.

octavio beares

Carlos Latre en Vigo. ¿Necesita más presentaciones? A juzgar por el llenazo en el auditorio Mar de Vigo, está claro que no. Latre, seguramente el mejor imitador que haya habido nunca en este país, venía a Vigo a presentarnos un espectáculo que celebra sus tres lustros de carrera. De "Crónicas Marcianas" a "Me resbala" pasando por giras de éxito rotundo, Latre no ha parado. Y esa constancia, sumada a su talento, pueden ser la clave para que hoy se permita colmar las 1.400 plazas (y pico) del auditorio. Mas mediático e intergeneracional, el humor de Carlos Latre tiene indudable tirón.

La gala arrancó bastante puntual, tras una gestión eficaz del aluvión humano de espectadores. A las nueve y cinco se apagaban las luces y se levantaba, figuradamente, el telón. La entrada de Latre viene con música y el humorista cantando, pero Latre no es un cantante, aunque cante y también imite a varios cantantes de maravilla.

Latre es, ha sido y será la flexibilidad vocal encarnada, y eso ofreció, en un paseo por su experiencia en el humor, desde la cita inicial a Alfonso Arús hasta por supuesto Javier Sardá. De hecho, el programa que hizo saltar a la fama a Carlos Latre, las "Crónicas Marcianas" que capitaneaba Sardá, tuvo un lugar especial en el show, con la voz grabada del presentador pidiendo al imitador que imitase a personajes.

Fué un carrusel de vértigo en el que Carlos Latre se paraba apenas unos minutos, cuando no segundos, en decenas de famosos, de Dinio a Pepe Navarro pasando, por supuesto, por el eco pluscuamperfecto que es su imitación de Boris Izaguirre.

El show fue, en fin, una montaña rusa, un espectáculo sin líneas argumentales que, sencillamente, se deja caer en barrena por un tobogán de imitaciones. Ahí es donde encontramos el arte de Latre. No en la vis cómica, no en un guión, sino en la portentosa capacidad de emular a decenas y más decenas de voces.

Políticos, folclóricas, presentadores televisivos, cantantes de éxito, locutores de radio... La garganta de Latre captura cada acento, cada timbre; lo envuelve en una gestualidad muy cuidada (imita perfectamente gestos y expresiones faciales) y devuelve un reflejo descacharrante, por exacto.

Aderezando el espectáculo con citas a Vigo, incluida la Reconquista, la velada terminó con el auditorio en pie.

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