Cumple tres meses en prisión

El líder de los Miguelianos, huraño y solitario en la prisión de Teixeiro

Sale solo al patio, no va a la capilla ni se relaciona con otros internos y recibe muchas cartas

Miguel Rosendo en el registro de su casa en Oia. // José Lores

Miguel Rosendo en el registro de su casa en Oia. // José Lores

R.Prieto | Vigo

"Uraño, envejecido y decaído". Así definen a Feliciano Miguel Rosendo, fundador de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel -disuelta por el obispo de Tui-, quienes han coincidido con él en el penal coruñés de Teixero. En prisión provisional por presuntos delitos de asociación ilícita y abusos sexuales desde el pasado 14 de diciembre por orden del juez de Instrucción 1 de Tui, Marcos Amboage, no se relaciona con nadie dentro. El único contacto que mantiene con el exterior radica en la numerosa correspondencia que recibe, la mayoría de mujeres, que tiene limitada a diez cartas a la semana como el resto de sus compañeros.

El líder de los Miguelianos, a quienes sus numerosos seguidores de antaño denominaban "Mesías", tampoco visita la capilla del centro penitenciario. Intenta pasar desapercibido y no asiste a ningún taller ni se muestra participativo en el módulo de respeto en el que se encuentra ingresado. Un módulo que autogestionan los propios internos. Sí realiza las tareas que le tocan, como las de limpieza, pero no se implica con sus compañeros. Así, cuando le toca sale al patio solo y también suele comer solo con su bandeja en el comedor.

Su mayor actividad, según se desprende del día a día carcelario que relatan algunos de sus compañeros, se centra en la numerosa correspondencia que recibe y que suele responder.

Mientras, el juez de Tui que dirige la instrucción del denominado caso de la secta de Oia mantiene el secreto de sumario que va prorrogando mes a mes. La investigación prosigue sin prisa, pero sin pausa. El número de imputados se eleva a nueve personas. La mayoría, antiguo integrantes del grupo, han prestado ya declaración ante el juez.

Entre los implicados figuran dos matrimonios asentados en Madrid que habrían dado apoyo a Rosendo en la capital cuando se trasladó allí tras ser cesado al frente de la asociación de Oia por el obispo de Tui-Vigo. Una de estas mujeres era abogada de la orden de San Miguel antes de que se destapasen las supuestas irregularidades.

Miguel Rosendo, un seglar casado y padre de dos hijos que fundó la asociación hace una década en Vigo, fue detenido en Madrid el pasado 11 de diciembre junto a una joven considerada su brazo derecho. En las semanas previas al arresto, varios familiares de adeptos y exintegrantes del grupo habían denunciado públicamente que la orden actuaba como una secta y que en su seno se cometían abusos sexuales y otras vejaciones. El informe de un detective resultó demoledor y la denuncia ante el obispo de un sacerdote que durante los últimos 7 años había sido capellán de la asociación, marcó el principio del fin de Miguel Rosendo y su organización.

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