José Antonio Vázquez Taín (Zarracós- A Merca, 1968) publica su segundo libro tras cerrar el caso Asunta. "Al infierno se llega deprisa" es una novel negra sobre la desaparición de una niña y el descuartizamiento de sus padres: "Las páginas de este libro, cuyo nacimiento había imaginado para dentro de unos años, han sido el refugio en el que procuré la abstracción necesaria, el silencio balsámico (...) que me permitiesen conservar al menos la cordura, aún después de pagar el doloroso peaje de contemplar de frente el dolor, la tristeza y el egoísmo humano", asevera en su nueva novela. Su primera incursión literaria, "La leyenda del santo oculto", sobre el Códice Calixtino -otro de sus mediáticos casos como juez- llegó a las librerías hace un año. Ahora, de la mano de Espasa (Planeta) prepara también un tercer libro para cerrar la trilogía. El próximo, adelanta, será sobre narcotráfico. No en vano fue el azote de los clanes gallegos desde un juzgado de Vilagarcía. Ahora, al frente de un Juzgado de lo Penal de A Coruña, tras dejar la instrucción por lo menos durante un tiempo, trata de distanciarse de sus últimos casos.

- ¿Qué lleva a un juez a escribir una novela entre causas tan complicadas y mediáticas?

-Los casos muy mediáticos hacen perder el equilibrio. Para evadirme me encerraba a escribir de forma compulsiva. Ha sido mi refugio en el caso de Asunta. Escribir este libro me ayudó a aislarme, a no leer periódicos ni ver la televisión durante la instrucción.

- Primero fue "La leyenda del santo oculto", con el Códice Calixtino como argumento, y ahora "Al infierno se llega deprisa", con una niña desaparecida en la trama. ¿Es una estrategia comercial? ¿No teme que le critiquen otra vez por escribir sobre casos que no han sido juzgados?

-La niña desaparecida de esta novela no es Asunta y tampoco la matan. Se equivoca quien crea que el libro tiene relación con el caso. Hay un doble crimen, una niña desaparecida, sexo y corrupción... Los tiempos profesionales no guardan relación con los tiempos literarios. Seguí los consejos de la editorial Espasa. Se publica dos veces al año, en febrero o en septiembre. La intención era publicarla el año que viene, mi intención era comenzar a escribir en verano, cuando estuviera ya en mi nuevo destino de A Coruña, pero escribo compulsivamente y en dos meses la había terminado.

-Igual que en "La leyenda del santo oculto", los nombres de los agentes de la Guardia Civil son reales, se trata de los mismos que investigaron el crimen de Asunta.

-Les pedí autorización y aceptaron. Pero en este libro no salgo yo, dejo a los jueces en segundo plano y el papel protagonista es para mi mujer, que es abogado. La trama discurre en A Coruña.

-En la novela hay un matrimonio descuartizado y también una incursión en el narcotráfico. ¿Incluye los nombres reales de los investigadores ?

-Después de tantos años de ejercicio profesional tengo cien mil experiencias que plasmar en una novela negra que refleja mi visión del alma humana. Plasmo las debilidades humanas, que son muchas y una repetición, pero no es una novela de narcotráfico. Ya tengo previsto un nuevo libro y en ese sí echaré mano de mis experiencias en Vilagarcía y si me autorizan, incluiré sus nombres.

-¿Por qué "Al infierno se llega deprisa"?

-Nadie es perfecto. Ni los buenos son tan buenos, ni los malos tan malos. De ahí el título. He querido jugar con muchos personajes. Noto todos los corruptos lo son por dinero, también pro principios. Los personajes y las tramas nacen de la vida. Hay delincuentes de buen corazón, y personas buenas que son rastreras.

-¿Qué hay del magistrado en sus libros?

-Muchas cosas, pero sobre todo el cariño que siento por la gente y que pese a las cosas que he visto no lo he perdido. Para mi es bonito y una satisfacción colaborar para que el mundo sea más seguro.

-¿La literatura tiene capacidad de acabar con la toga de Vázquez Taín?

-Me gusta mucho la literatura, escribir es una pasión, pero mi vocación es la judicatura. Son cosas compatibles y espero continuar en ambas.