En su pizarra tiene anotadas algunas palabras en azerí, un idioma que a partir del próximo día 23 va a oír con frecuencia, ya que Aarón Domínguez Eguía comenzará su carrera profesional como docente este curso en Bakú, la capital de Azerbaiyán. Sin embargo, los más de 4.700 kilómetros que separan este país caucásico de Vigo no asustan a este recién graduado en Educación Primaria, que hizo el grado en Canadá, Eslovenia y Oporto. "Ya en el primer curso, que hice en Pontevedra, me di cuenta de que si quería trabajar tenía que especializarme en un ámbitointernacional", explica el joven profesor vigués.

Sin embargo, reconoce que Azerbaiyán es un reto, ya que se trata de un país de mayoría musulmana. "Va a ser un choque cultural bastante grande y estoy seguro de que va a ser una experiencia no solo profesional, sino vital muy interesante", comenta. Ya ha vivido otros choques culturales. Sin ir más lejos, en Canadá, el primer país donde se marchó para hacer el segundo curso de su grado. "Empezando por la reacción de la gente al darle dos besos para saludarla", recuerda. Allí además, trabajó como instructor para españoles en la Universidad y es que Aarón siempre ha compaginado los estudios con el trabajo y su gran afición, el teatro. "Creo que la docencia y el teatro tienen muchas cosas en común, y me gustaría poder dedicarme a las dos", reconoce.

En Bakú no tendrá problemas de comunicación, al menos mientras esté trabajando, ya que dará clases a una veintena de niños de quinto de Primaria en un colegio británico internacional, donde el inglés es la lengua oficial, y contará, además, con el apoyo de una intérprete. Pero en la calle tendrá que valerse por sí mismo. "Por lo visto, allí no se habla mucho inglés, solo ruso y azerí, así que ya me he bajado una aplicación de ruso e intentaré encontrar algún curso de ruso también", afirma Aarón.

Aunque le gusta moverse de un país a otro y conocer nuevas culturas, reconoce que le gustaría trabajar en un centro de enseñanza en Galicia. "Eché solicitudes también en Vigo, pero me contestaron de Bakú y allá voy", explica.

Defensor de la enseñanza pública, explica, sin embargo, que se ha decidido por la privada porque le permite una incorporación laboral más rápida. "Nadie me garantiza que vaya a tener una plaza en la pública después de estar dos años preparando las oposiciones", dice.

Lo que más le atrae de la enseñanza, asegura, es la relación con los alumnos y que, aunque el curso esté planificado al milímetro, siempre hay cosas que aprender. "Siempre hay distintas formas de enfocar la enseñanza y de adaptarte a la clase", comenta Aarón, que durante el curso que dio en Oporto tuvo la oportunidad de impartir clases a alumnos de todos los cursos de Primaria. "De todos aprendes", asegura este joven, que se siente más valorado fuera que en España. "Aquí parece que solo es bueno lo de fuera", se lamenta.