El taller de cuero ha trabajado en la creación de tintes naturales a partir de cereza, azafrán o betadine. También han ideado una máquina para trenzar las tiras del cuero y otra que llaman Repujado charcutero basada en el sistema del envasado al vacío de la que salen nuevos acabados para el cuero.

La única premisa era crear nuevos productos. Algunos de ellos bien podrían encontrar salida comercial como artesanía; otros, imposibles, merecen mejor exponerse como objeto artístico imposible. Se trata de la muestra "Novos produtos" que ponen a disposición del público el alumnado de la Escola de Artes e Oficios de Vigo (EMAO) -que ya ha abierto el plazo de inscripción para el próximo curso- de lunes a viernes, de 19.00 a 21.00 horas (con entrada por la calle Rosalía de Castro).

La exposición muestra desde un trivial sobre la zanfona cuyo queso es la parte central del instrumento; un libro suave con forma de jersey de bebé con páginas bordadas; otro libro encuadernado con materiales diferentes como la gasa médica y con puntos de sutura cosidos; pasando por piezas de joyería a partir de materiales reciclados no usados hasta ahora o máquinas para crear piezas de cuero que dejan en ellas texturas nuevas.

"Se trata de trabajos de toda la Escuela. Más que trabajo fin de curso es un trabajo colectivo hecho con todos los alumnos en el que tratas un tema y que este año ha sido 'nuevos productos' a partir de nuevas ideas o nuevos materiales. Queríamos que fuera algo divertido; ofrecer una disculpa para aprender jugando", explica una de las comisarias, la profesora Marián Núñez.

Una parada obligada en el recorrido por la muestra es el espacio dedicado al taller de cuero donde los alumnos idearon nuevos artilugios para hacer sus piezas más singulares. La orden era crear máquinas para trabajar el cuero cuyo coste no sobrepasara los 50 euros. "La idea era que utilizaran material que tuvieran por casa", añade Núñez. Uno de los aparatos ideados es una prensa entre cuyas piezas se puede encontrar un gato de un coche; otra fue un plástico del Ikea que, colocado en la prensa, traspasa al cuero la textura del plástico dibujando formas novedosas.

El taller de confección, por su parte, realizó un vestido con el papel usado para los patrones con cremalleras como adorno en las mangas.

Por su parte, encuadernación muestra un libro con tapas realizadas con cedés; otro libro con forma de jersey de un bebé cuyas páginas son lana calcetada con frases. En un plano más artístico, se muestra "El libro enfermo", con páginas en blanco ya que las letras negras están en un gotero situado a su lado. Este libro precisa de una transfusión de letras "en alusión a la necesidad que tenemos todos de la lectura", indicaron Núñez y la otra comisaria Alba Pardo. Este libro está encuadernado con gasa donde se cosieron algunos puntos de sutura.

Otra obra artística es "Wertidos", del taller de talla de madera. En esta, los libros caen tirados de un cubo como si fuera un vómito contestatario a la política educativa del ministro Wert.

Serigrafía con tinta de chocolate o alga sobre azúcar u oblea

La oblea, esa pasta fina de harina, sal y agua que se come, sirve perfectamente de soporte para serigrafías. El taller de serigrafía de la Escola de Artes e Oficios ha trabajado en ella con un resultado impresionante.

Alba Pardo, profesora, explica que en la muestra se exhiben planchas de oblea que semejan recordar las páginas de los tratados que realizaba Leonardo Da Vinci. Los alumnos quisieron darle el aire de un manual de serigrafía antiguo ficticio. En él, figuran distintas anotaciones y dibujos sobre, por ejemplo, las enfermedades del serigrafista. Esas letras, su tinta, está realizada a partir de chocolate.

Otro trabajo de este taller ha consistido en hacer comida de plástico a base de resina que no se puede comer. Sin embargo, lo que sí se puede comer es la etiqueta realizada en pasta de azúcar comestible sobre la que se han imprimido letras realizadas con algas.

Pero no todas las creaciones de "Novos produtos" se han sacado adelante para ofrecer productos lógicos. El impulso artístico y experimental les llevó a las clases de encaje de palillos donde realizaron una sombrilla, un cambiador y una toalla a partir de plástico.