La tos ferina ha despertado de su letargo. Esta enfermedad respiratoria altamente contagiosa ha rebrotado en los últimos cinco años en países como Estados Unidos, Australia, Reino Unido y Alemania. A España llegó hace tres, con especial virulencia en Canarias, Cataluña y País Vasco. Por Galicia tampoco ha pasado de largo. Los datos más recientes de la Consellería de Sanidade -que pueden ser consultados en la página de internet del Servizo Galego de Saúde (Sergas), en el apartado Enfermedades de declaración obligatoria (EDO)-, correspondientes a 2012, revelan que en solo doce meses los casos de esta patología se multiplicaron por cinco en la comunidad gallega, al pasar de los dieciséis registrados en 2011, a los 93 del año siguiente. En el área sanitaria coruñesa, el incremento es igual de llamativo: en 2011 se contabilizó un único caso, y en 2012 fueron 31.

La tos ferina era una de las enfermedades más comunes de la infancia en España y una de las causas más importantes de mortalidad hasta la introducción de la vacunación sistemática en 1965 frente a la Bordetella pertussis, la bacteria que causa la infección. El fármaco se inocula a los dos, cuatro, seis y 18 meses y, desde 2001, se administra también una quinta dosis a los seis años. Sin embargo, ante el repunte de casos, pediatras y expertos en salud pública insisten en la necesidad de poner el foco en otras poblaciones, sin olvidar, claro está la infancia. Y es que la vacuna no genera una inmunidad permanente -protege de cuatro a doce años- ni tampoco lo hace el haber sufrido ya la dolencia.

"El aumento de la incidencia de la tos ferina está siendo generalizado, pues se están viendo más casos en todo el mundo, de ahí que plantee rediseñar la estrategia de vacunación, barajándose tres opciones: vacunar de nuevo en la adolescencia, vacunar a las embarazadas o hacerlo con la llamada estrategia del miedo, es decir, a todas las personas del entorno más próximo a los recién nacidos", explica el doctor Juan Sánchez Lastras, miembro de la Sociedade Galega de Pediatría, quien apunta que, en general, se está optando por la segunda opción. "El principal problema de la tos ferina es que pasa muy desapercibida, sobre todo en adultos. De hecho, está infradiagnosticada. Sin embargo, en bebés menores de tres o cuatro meses puede ser muy grave, incluso mortal, requiriendo, en muchos casos, hospitalización e ingreso en la UCI", advierte.

"El inicio de la enfermedad puede confundirse con un catarro, pero la tos, de predominio nocturno, empieza a empeorar diez o doce días más tarde", señala el doctor.