Ya ha pasado la noche de San Juan y, en la vivienda de Emilio Alonso Pimentel, todavía se acumula, íntegro e ileso, un material recopilado durante casi tres décadas: fotos, carteles, fanzines, grabaciones en vídeos y cassettes, pinturas, dibujos...y todos ellos con el nexo común de la "movida" de Vigo, la de aquella década de los 80a "movida" de Vigo, la de aquella década de los 80 (¡horror, del siglo pasado!) en la que la ciudad olívica asombró a propios y extraños, y casi se asombró a sí misma, por su capacidad creativa en el ámbito cultural y, especialmente, en el musical.

Ha pasado la noche de San Juan, sí, pero no crean que Alonso ha desistido de su "amenaza", simplemente se ha parado: "Sí, digamos que me he dado un tiempo -reconoce- porque, aunque no puedo dar nombres por razones obvias, ya me han llamado varias instituciones, tanto públicas como privadas, interesándose por mi archivo. De todas formas,todavía no hay nada en firme, así que he decidido poner una nueva fecha límite, la del 25 de julio, Día da Patria Galega. Simbólico ¿no?".

Y a fe que está decidido a hacerlo de no concretarse las ofertas. Emilio Alonso va pero que muy en serio, entre otras razones "porque es que en mi casa no me cabe todo esto".

Emilio Alonso sentado sobre parte de los documentos de la movida. De Arcos

No pensaba lo mismo cuando empezó su "colección", claro, pero no lo hizo adrede, ni porque tuviera un instinto especial para deducir que todo aquello que estaba sucediendo en el Vigo de los 80 iba a ser histórico: "No, yo por supuesto no era consciente de la importancia de todo aquello porque, entre otras cosas, lo viví en presente, y lo viví de manera muy intensa, muy metido en el ajo. Lo que pasa es que siempre fui un poco fetichista, "coleccionólogo" o como quiera llamársele. De allí a donde voy, o de allí donde estoy, me gustó siempre llevarme un recuerdo, una huella. Y, bueno, cuando me di cuenta, tenía cientos de huellas a las que encima, sumé más, porque durante una época, ya posterior, me puse a buscar todo cuanto documento, foto, grabación o lo que fuese, que tuviera que ver con la movida. Así hasta que llegué a un punto en que decidí parar de una vez".

Precisamente a partir de todo ese material, y de las experiencias vividas en primera persona, surgió el libro "80 revolucións por minuto" (Edicións Xerais) con el que "pretendí que la gente de hoy pudiese acercarse a aquellos tiempos a través de los testimonios de esa misma cronología. El libro está lleno de informaciones, de artículos, de críticas escritas en aquellos años para que, con los datos, cada lector pudiera formarse una opinión sobre lo que significó todo aquello. Habrá quienes lo idealicen y habrá quien piense que fue una mera anécdota, lo cual también me parece bien".

¿Una mera anécdota? La "movida" tuvo sus críticos, cierto, y hasta abunda quien cree que en lo único que consistió fue en tomarse unas copas, y fumarse unos porros, en unos locales que no cerraban hasta altísimas horas de la madrugada. Pero esta visión escéptica, por no decir negativa, cambiará radicalmente si se echa un vistazo a las "joyas" que Alonso ha almacenado: "Desde fuera, la gente se ha quedado con lo de las copas y lo de la música, y no voy a negar que la música fue importante, básica, en la movida, pero a fin de cuentas formaba parte de un "todo", yo diría que de una España, de una Galicia y de una ciudad, Vigo, que estaban cambiando. En todos los campos culturales, de lo que se trataba era de renovarse, de dejar atrás la lucha antifranquista y la construcción de la democracia, para dedicarse a otras actividades un poco más relajadas, lo cual no quiere decir que todas fuesen cosas sin sentido o frívolas, porque, a fin de cuentas, hacer cultura siempre formó parte de una actitud y de una conciencia críticas y, más concretamente, de izquierdas".

Un patrimonio histórico, también de cartelería y fanzines

Tampoco es que sucumba a la tentación de caer en las lagunas de la nostalgia un Emilio Alonso que, dicho la antedicho, no tiene reparo en reconocer que "el Vigo de hoy es una ciudad estupenda para cualquier tipo de creador, ya no se tienen que hacer las cosas con tanto esfuerzo y de forma tan cutre como hace treinta años. Hoy en día tenemos medio centenar de grupos musicales funcionandoHoy en día tenemos medio centenar de grupos musicales funcionando, salas en las que representar teatro, espacios donde exponer obras plásticas...Personalmente, yo no quisiera para nada volver al Vigo de los 80".

Si cualquier apartado del archivo de Emilio Alonso resulta atractivo, el fotográfico, del hemos seleccinado unas cuantas muestras, es de lo más sorprendente. Muchas de esas fotos, la mayoría, fueron realizadas por el propio Alonso cumpliendo el precepto periodístico de "estar en el lugar adecuado en el momento oportuno". Otras, han sido cedidas por amigos que compartieron vivencias. "Ya cuando salió el libro, hubo gente que me dijo que no se acordaba para nada de la situación en que estaba fotografiada -cuenta Alonso Pimentel-. Y eso que en el libro sólo hay unas cuantas...", nos dice mientras enseña una foto ante la que es inevitable preguntar: ¿Y esos quienes son?. "Son los Termitas -responde- el grupo de Flechi, aunque Flechi no aparece en la foto, seguro que porque fue él quien la hizo". Y es que así se "hacían las cosas" en aquella "movida" de una generación de vigueses, y de visitantes y/o residentes en Vigo, que quería vivir a 80 revoluciones por minuto.