De Conchita a Chikilicuatre, la historia de los "frikis" que escandalizan a Eurovisión

La transexual israelí Dana, las Drag Queens de "Sestre", el travestismo de Andriy Danilko, los "monstruos" de "Lordi", las abuelas rusas y el pavo "Dustin" se llevan la palma

J.M. MARTÍN

Eurovisión sigue dando de qué hablar. Luciendo unas pestañas postizas, vestida de dorado y con espesa barba perfectamente recortada, Conchita Wurst, alter ego del cantante austriaco Tomas Neuwirth, se alzaba con la victoria del festival celebrado el pasado 10 de mayo en Copenhague. El triunfo supuso el apoyo incondicional de muchos eurofans y el rechazo de otros tantos que tacharon de circo su actuación. La cantante aprovechó su victoria para reivindicar la libertad sexual y criticar la homofobia, dedicando su premio al mismísimo Putin. "Esta noche está dedicada a todos los que creen el la paz y en la libertad. Somos una unidad", afirmaba. Años atrás, este gesto ya había sucedido de manera indirecta, cuando la transexual israelí Dana Internacional se proclamaba vencedora del eurofestival, a pesar de las críticas de los sectores más conservadores, e incluso las amenazas de los ultra otodoxos de su país. Curiosamente, este año Israel coronó con doce puntos la actuación de Conchita.

Desde entonces, el travestismo ya se ha dado cita en varias ocasiones. En 2002, año en que España entera se emocionaba con el Europe's is living a celebration de Rosa López, el trío de Drag Queens esloveno Sestre salía a escena ataviado con unos brillantes trajes rojos de azafata. Cinco años más tarde, en Helsinki, la presencia de Drags corría por partida doble: el danés DQ, con una previsible y tópica puesta en escena, entonaba Drama Queen, quedándose en la semifinal, al contrario que el ucraniano Andriy Danilko, que con su personaje Verka Serdyuchka, logró un segundo puesto, al son de una alegre y pegadiza melodía de acordeón. Su divertida puesta en escena y su galáctico "avatar" no dejó indiferente a nadie.

En sus ya casi sesenta años, Eurovisión ha visto cómo muchos de sus participantes se disfrazaban o incluso encarnaban personajes de lo más variopinto; desde criaturas extrañas o robots hasta animales. En las últimas décadas, este registro ha proliferado de la mano de intérpretes que muchas veces orientaban sus actuaciones a la comedia, la sátira o incluso la burla, haciendo que el público los tachase de frikis a pesar de alcanzar la gloria en alguna ocasión. No deja de ser una forma de actuación distinta, una forma de expresarse de modo particular y que muy lejana está del canon clásico de canción eurovisiva que reinaba en los setenta, donde un solista interpretaba de forma solemne pero estática, y a veces ñoña, un tema arropado por un coro y una orquesta.

Es el caso de la banda finesa de hard Rock y heavy metal Lordi, que en 2006 arrasó con su hard rock hallelujah, dando el triunfo por primera vez al país nórdico, y saliendo a escena con disfraces de mounstros. Con más pena que gloria, el pavo Dustin (mascota de la televisión irlandesa), participó en 2008 con el tema Irlande douze points, canción que hablaba del eurofestival en tono burlesco.

Curioso es también el caso del grupo coral de pop folclórico Burànovskiye Bábushki, más conocido como las "abuelas rusas", que hace un par de años soprendieron con su tema Party for everybody. Estas mujeres de edad avanzada, actuaron ataviadas con trajes regionales bailando esta canción de toques pop-dance con el maravilloso resultado de un segundo puesto.

En España, el caso más particular vino de la mano de Rodolfo Chikilicuatre. El actor David Fernández encarnaba a un personaje supuestamente argentino, que tocaba una guitarra de juguete, de nombre Luciana. Su tema de tintes reggaetón, Baila el chiki, chiki, con una absurda puesta en escena, en la que incluso una de sus bailarinas simulaba que resbalaba y caía al suelo, suscitó abucheos en el escenario de la ciudad de Belgrado.

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