La comunidad

De un director que tiene en sus créditos títulos como "Eternamente comprometidos", "Todo sobre mi desmadre" y "Paso de ti" no cabe esperar grandes sorpresas. Nicholas Stoller es hombre de piñón fijo y no parece que tenga muchas ganas de cambiar de aires cuando le va bien con ellos. Y, para ser sinceros, su pequeño segmento de comedia a veces inclinada hacia la gamberrada y a veces tonteando con el romanticismo en distintas variantes (cursi o desencantada) no es que invite a tirar cohetes, pero cumple sin mayores problemas con las expectativas, siempre desde un punto de partida bastante previsible y en pocas ocasiones innovador. Aquí, arropado por un reparto que sabe muy bien lo que deshace, Stoller introduce el ingrediente de los vecinos indeseables para que el guiso tenga suficientes sabores extremos con los que contentar a una audiencia fiel a ellos.

Hay en la película suficientes momentos hilarantes para que resulte entretenida, en ocasiones tirando en exceso de la flatulencia argumental, pero la acumulación acaba por debilitar su energía y la historia llega un poco agotada al final, lastrada además por una dirección que nunca saca todo el provecho a un guión más esmerado de lo habitual.