LA ESPUMA DE LAS HORAS

Karl Ove Knausgard lucha contra sus fantasmas

El escritor noruego, autor del boom literario escandinavo con seis novelas sobre su vida, sufre el repudio de familiares y amigos

Karl Ove Knausgard.

Karl Ove Knausgard.

LUIS M. ALONSO

Los grandes fenómenos literarios escandinavos procedían hasta no hace mucho de una novela de suspense inspirada en detectives telúricos y en la investigación de tramas y desviaciones del poder. Todo eso se rompió en 2009 con la irrupción del escritor noruego Karl Ove Knausgard, autor de una obra autobiográfica, Mi lucha, repartida por seis volúmenes y 3.600 páginas. Knausgard, que la escribió en tres años a razón de veinte folios por día, relata en ella las banalidades y humillaciones de su vida, los momentos más íntimos de placer, y esos rincones oscuros que la mayoría de la gente no soporta siquiera la idea de recordar.

Sus libros suponían un hecho insólito, sobre todo teniendo en cuenta que los noruegos no son precisamente lo que se dice un pueblo extrovertido. La reacción de los lectores adultos fue, sin embargo, extraordinariamente masiva. Todos se identificaban con el autor; querrían haber escrito lo mismo que él y les excitaba que alguien se hubiese atrevido a hacerlo. Era como si Knausgard, al contar su vida abundando en los detalles escabrosos, desvelase al mismo tiempo la de los demás. Mi lucha -¿qué título, verdad?- es como abrir el diario de otra persona y hurgar en sus propios secretos. Sólo en Noruega, donde las ediciones de tapa dura cuestan siempre más de 35 euros, se han vendido casi medio millón de copias, que han comprado uno de cada nueve adultos, hombres y mujeres. La identificación con el escritor es comparable a la que esas personas tenían con sus ídolos del rock cuando eran adolescentes. Mi lucha se convirtió en la lucha de todos por profundizar en los ángulos más oscuros e infelices.

La obra está disponible en 22 idiomas; en España, Anagrama ha publicado los dos primeros volúmenes, La muerte del padre y Un hombre enamorado. Zadie Smith y Jonathan Lethem, entre otros autores anglosajones, han expresado su admiración por el coraje de Knausgard de hacer algo que hasta ahora no se había hecho, al menos con la misma brutal sinceridad.

Pero no todo ha sido buena acogida. Las revelaciones íntimas del escritor noruego sacudieron los cimientos familiares. Aunque originalmente catalogada como ficción, la serie es un autorretrato que tiene a Knausgard como protagonista; sus familiares y otros seres queridos son los personajes secundarios, casi todos ellos identificados por sus nombres reales. Los seres más cercanos lo han acusado amargamente de dañar reputaciones de forma innecesaria. La enorme repercusión de Mi lucha, tanto desde el punto de vista del éxito como del desencuentro, llevaron a Knausgard y a su familia a mudarse a un pequeño pueblo cerca de la punta sur de Suecia y allí viven desde 2011.

Para los parientes del escritor la parte más dolorosa es el episodio donde cuenta la muerte de su padre, un profesor y político local respetado. Está en el primero de los seis libros. Después de recibir la noticia, Knausgard y su hermano viajan a la casa familiar donde su progenitor había estado viviendo con su abuela, en un montículo elevado cerca del océano en Kristiansand, Noruega, lugar de vacaciones rodeado de colinas rocosas.

En el interior de la vivienda se encuentran con una escena indescriptible. Hay botellas vacías y suciedad por todas partes, en la ropa y en los muebles. "Había botellas tiradas, paquetes de tabaco, panecillos secos y más basura.Caminé lentamente por la habitación. Había excrementos en el sofá, extendidos y en bolitas. Me incliné sobre las prendas. También estaban llenas de excrementos. En el suelo, el barniz había desaparecido, estaba corroído en grandes manchas irregulares. ¿De meado?". La abuela se comporta de manera incontinente y senil, parece suspirar en todo momento por bebida. Después de algunos días limpiando y llorando, los hermanos se sientan en la cocina en su compañía para beber vodka. Como si regresase de nuevo a la vida, disfruta de las viejas historias favoritas. Fluyen el alcohol y las risas. Todo bien si no fuera porque el padre ha muerto de alcoholismo en la habitación de al lado y sólo han pasado unas cuantas horas.

Karl Ove Knausgard ha admitido en más de una entrevista que, después del autolavado de conciencia que han supuesto las 3.600 páginas de su vida, no sabe si volverá a escribir nada que merezca la pena publicar. La desazón, en circunstancias de esta naturaleza, resulta altamente comprensible.

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