Un instituto de Vigo volvió a ser esta semana testigo de los peligros que entraña el mal uso de las nuevas tecnologías en los menores. Esta vez fue una niña de 13 años la afectada tras el envío de unas imágenes suyas semidesnuda a través del servicio de mensajería instantánea WhatsApp. Tras mandar supuestamente estas imágenes a su exnovio, han circulado de forma masiva por el centro educativo.

Padres, educadores y expertos gallegos lamentan este nuevo caso de sexting y coinciden en que, a pesar de que se están haciendo grandes esfuerzos en fomentar la información, aún hay mucho desconocimiento en estos temas tanto por parte de los padres como de los docentes y, por supuesto, de los menores. "Es como predicar en el desierto; nos encontramos con un crecimiento enorme de las nuevas tecnologías y un acceso sin control de los menores, que siguen sin comprender que haya un posible peligro en su uso", explica Gonzalo Sotelo, Guardia Civil especialista en temas tecnológicos. "La mayoría cree que a él no le va a pasar, cuando el peligro está mucho más cercano de lo que creemos; nos olvidamos de que son adolescentes y que no tienen muy en cuenta las tremendas repercusiones que puede tener un envío de fotos de este tipo", añade.

Sotelo imparte numerosas charlas en institutos y advierte que los padres "no están aún verdaderamente concienciados de la importancia que tiene el conocer a fondo los posibles peligros del mal uso; regalan a un menor una tablet que el niño mira en su habitación con la puerta cerrada y no controlan el contenido", destaca. "Lo básico es la comunicación entre padres e hijos; se puede regalar a los menores estos dispositivos pero pactando mucho más su uso".

Esa falta de comunicación es la que también Bertila Fernández, portavoz de la Federación Olívica de Asociacións de Nais e Pais de Alumnos (Foanpas), relaciona con este tipo de sucesos. "Los padres no estamos dedicando el tiempo suficiente a hablar con nuestros hijos, a conocer su entorno, su círculo de amigos, las actividades que hacen y hablar con sus tutores, y eso es algo esencial", opina. "Está fallando la sociedad, la escuela, la familia... no podemos culpar solo a una instancia cuando nos encontramos con casos como este", advierte. La portavoz de Foanpas asegura que los padres "somos los primeros que nos tenemos que formar en el conocimiento de las nuevas tecnologías para poder transmitir con éxito a los chavales las consecuencias que pueden tener sus actos, y esto está fallando ya que se repiten los casos que nos indican que los menores no son conscientes de las consecuencias que pueden tener sus actos", indica.

Otros valores

Nuria Pereira, directora del Instituto Europeo Campus Stellae, centro especializado en la formación en el tratamiento de la violencia, coincide con los padres en la realidad de esa falta de información y de formación. "Es cierto que se dan muchas charlas sobre el uso de las nuevas tecnologías en los colegios, pero falta trabajar otros valores como el respeto por el propio cuerpo, sobre todo en las niñas; nos encontramos con muchas que buscan el halago, el reconocimiento y la admiración y encuentran la respuesta en las redes sociales sin pararse a pensar que lo que sube a la red es muy fácilmente distribuible", explica la experta. Pereira considera que los padres "no pueden delegar en los centros educativos este tipo de formación, sino que es más del ámbito familiar". Sin embargo, considera que cuando sale a la luz un problema de este tipo las escuelas puede utilizarlo para formar a los alumnos. "Se puede aprovechar para hacer un debate pero siempre de la mano de una buena explicación", propone.

José Manuel Suárez, presidente de la Asociación de Pedagogos de Galicia, apunta también que los jóvenes imitan mucho lo que ven en los medios. "Ahora que está tan marcada esa moda de los selfies, muchos chavales creen que pueden hacer lo mismo sin mirar las consecuencias", afirma, al tiempo que advierte que "los padres no pueden controlar a los chicos en todo momento, aunque tienen que reafirmarse en la prevención", concluye.