Los alumnos de Primaria son el principal colectivo que sufre acoso escolar o bullying, un fenómeno cuya incidencia va disminuyendo a medida que aumenta el nivel escolar. De esta manera, pasa del 22,7% en quinto curso de Educación Primaria al 11,1% en tercero de ESO, según varios estudios. Sin embargo, el grado de violencia es mayor a medida que el niño crece. Si en Primaria, el acoso suele ser verbal y de exclusión del grupo, este va derivando en conductas cada vez más violentas, tanto verbales como físicas, llegando incluso a la intimidación y a la agresión.

Por ello, los expertos advierten de la importancia de estar alerta ante determinadas actitudes. "Una cosa es una pelea o una discusión puntual y otra que esto sea una constante por parte del mismo niño o niños, porque el acosador y hacia la misma víctima", alerta el psicólogo educativo y clínico, Andrés González Bellido, que este fin de semana imparte el curso de especialización para prevenir la violencia escolar que organiza en Santiago el Colegio Oficial de Psicólogos de Galicia.

A pesar de que el acoso escolar presenta una tendencia al alza -según un estudio, de 2009 a 2012 ha aumentado un 4% en Primaria y un 2,8% en ESO-, González Bellido sostiene que si se actúa sobre sus primeras manifestaciones, el acoso no llegará a darse. Intervenir sobre los primeros indicios es precisamente el objetivo del programa Tutoría entre Iguales (TEI), que arrancó en 2002 y que ya se desarrolla en más de 150 centros de Primaria y Secundaria de todo el país.

"El bullying es un problema de convivencia y para acabar con él hay que modificar ese modelo de convivencia, informando y sensibilizando a la clase, haciéndola saber que comentarios como 'Dumbo', 'cuatro ojos' o 'gordo' hacen daño. Cuando la clase es consciente de esto, lo normal es que comience a pensar que este tipo de actitudes no son adecuadas y no las acepte e incluso secunde", explica el experto.

González Bullido recuerda que el 16 por ciento de las víctimas no se lo comenta a nadie y que el 60% de quienes lo hacen se lo confiesan a sus compañeros, por lo que la respuesta de la clase es crucial para acabar con una situación de acoso. "En cuanto el acosador ve que nadie apoya lo que hace o que sus compañeros le dan de lado porque rechazan su comportamiento, dejará de hacerlo. La integración en el grupo es fundamental a estas edades, por lo que el miedo a ser excluido es muy disuasorio", comenta.

Según el experto, el número de partes por acoso en los centros que aplican el TEI disminuyó en un 40% dos años después de su implantación. "Si intervenimos en cuanto se producen los primeros síntomas no se pueden producir casos de acoso. Si conocemos que hay un caso y este continúa produciéndose es que en algo hemos fallado", insiste. Lo que no se debe hacer nunca, insiste, es dejar que lo que comienza siendo uno comentarios ofensivo puntual acabe convirtiéndose en algo habitual porque esta actitud irá ganando en intensidad. "Nadie tiene derecho a elevar su autoestima a costa de la de otro", sentencia el psicólogo.

Un aspecto que preocupa especialmente a los especialistas es el aumento de casos de ciberacoso. Bellido augura que su incidencia continuará creciendo debido al uso cada vez mayor de las nuevas tecnologías. "El 70% de los casos de acoso y ciberbulliyng están interrelacionados y este último está aumentando considerablemente, sobre todo por el uso de smarphones y porque se cree que es un medio anónimo. Pero no lo es y además los mensajes difamatorios en la red pueden hacer mucho daño y el niño tiene que saberlo, tiene que ser consciente de que esta conducta tiene unas consecuencias. Y aquí de nuevo la concienciación es fundamental", comenta el experto.