El responsable de la Unidad de Tabaquismo de la Universidad de Santiago, Elisardo Becoña, cuestiona los estudios que avalan el uso del cigarrillo electrónico, que desaconseja también la OMS, y lo rechaza como ayuda para dejar de fumar. "Estamos teniendo pacientes que han recaído en el consumo del tabaco desde el cigarro electrónico", asegura el especialista, que insiste en que no es un producto inocuo y que detrás de él se esconden los intereses económicos de la industria tabaquera, que solo en España factura 1.200 millones de euros al mes.

Sobre este aspecto, Lucía Teixeira, de Lacome Vigo, afirma que en ningún momento se le dice al cliente que el e-cigarrillo sea un producto sano ni que sirva para dejar de fumar. "Es solo un sustitutivo, que tiene nicotina, como el cigarrillo normal, pero no es la puerta a fumar. Quien quiera fumar lo va a hacer y no con el cigarrillo electrónico", añade.

Entonces, ¿qué explica el auge que está teniendo el "vapeo"? Uno de ellos es el económico, ya que "vapear" resulta más barato que fumar. Si el gasto de un fumador de una cajetilla diaria es de 120 euros al mes, con el e-cigarrillo -que puede adquirirse a partir de los 30 euros- es de nueve euros cada tres y cuatro semanas, que es el precio que tiene el recambio del E-liquid, según datos facilitados por una de las tiendas de cigarrillos electrónicos de Vigo.

Pero el "vapeo" también está ganando adeptos preocupados por su salud pero que no terminan de decidirse por abandonar el tabaco. Según los vendedores de estos dispositivos, la tercera causa en importancia para "vapear" son las restricciones del consumo del tabaco en los espacios públicos.