El águila real empieza a remontar el vuelo en Galicia, donde está catalogada como especie en peligro de extinción. En la actualidad son quince las parejas estables en territorio gallego, cuando en los años 70 eran tan solo seis. La mayor parte de ellas se encuentran en las sierras orientales de Ourense y en el Macizo Central. Uno de los datos más esperanzadores es la recuperación de la especie en el Parque Natural Baixa Limia-Serra do Xurés, donde este año ha vuelto a nidificar después de medio siglo sin hacerlo.

La confirmación de la nidificación en O Xurés, donde en los últimos años se han liberado una veintena de pollos, supone una gran esperanza para la recuperación de la especie en Galicia. "Si hace unos años había apenas seis parejas de águila real y ahora tenemos ocho o nueve más, estamos hablando de unos resultados muy buenos", explica Ernesto Álvarez Xusto, uno de los responsables del programa de reintroducción del águila real en nuestra comunidad, puesto en marcha por la Dirección Xeral de Conservación da Natureza de la Xunta en colaboración con del Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (Grefa), con sede en Madrid.

Se trata de la especie catalogada en peligro de extinción en Galicia que presenta una mejor evolución. De hecho, se ha confirmado la existencia de cinco nuevas parejas territoriales con origen en los individuos liberados, lo que supone un incremento de la población reproductora del águila real en Galicia de un 50% con respecto al año 2008, "un resultado sin precedentes en la conservación de especies amenazadas en Galicia", en palabras de los responsables del programa de reintroducción.

Además del parque de O Xurés, el programa de recuperación y seguimiento del águila real incluye el Macizo Central, con las sierras de Queixa, de San Mamede y Fial das Corzas, así como en la zona de Peña Trevinca y la Serra da Enciña da Lastra, que eran las zonas donde tradicionalmente había un mayor número de parejas. En la Serra de Queixa ya criaban, pero gracias a la reintroducción se pueden seguir a diario los ejemplares mediante sistemas de satélite GPS o bien con GSM, vía telefonía, "que nos facilita los movimientos más actualizados", refiere Ernesto Álvarez, presidente Grefa y natural de Pobra de Trives.

La desaparición masiva del águila real en Galicia se produjo en los años 70 y 80 por diversos motivos, "pero sobre todo por el uso de veneno -apunta Álvarez-; ahora tenemos otros problemas, como las eólicas, que no sabemos todavía qué efectos tendrán en el futuro.".

El programa de reintroducción del águila real en Galicia comenzó en el año 2001, aunque en una primera fase de forma algo irregular; la segunda fase se inició en el año 2008 y supuso un gran avance porque gracias a un convenio con la Xunta de Galicia se pudieron realizar sueltas de más ejemplares al año (una media de tres).

También se ha realizado alguna suelta directa, como en el caso de "Eufemia". Tras ser liberada en el parque Baixa Limia-Serra do Xurés en 2008, en su etapa de dispersión resultó herida en Salamanca por unos cazadores; fue recogida y recuperada en el Grefa y puesta de nuevo en libertad en julio de 2009. Posteriormente se emparejó en el lado portugués, aunque no crió, y ahora está en el alto Sil. Mientras tanto, otras dos liberadas en 2009 y 2010 sí criaron.

En cuanto a las zonas que habitan, los últimos informes señalan la existencia de 6 o 7 parejas en las Sierras Orientales de Ourense, 3 o 4 en Gerês-Xurés, otras tantas en el Macizo Central, así como 1 o 2 tanto en O Courel como en la Dorsal Galega. Las águilas reales se alimentan de palomas, conejos y hasta corzos, y pueden llegar a los 40 o 50 años de vida, e incluso hasta los 60 en casos en cautividad.

Gracias a las nuevas tecnologías, los expertos de Grefa pueden hacer un seguimiento minucioso de la recuperación de estas aves. "Antes era imposible controlar como ahora los ejemplares; de hecho están apareciendo algunas águilas de las que se había perdido el contacto hace 4 o 5 años por fallos mecánicos de los aparatos que llevaban", relata Ernesto Álvarez.

Para hacer el seguimiento -sus desplazamientos llegan a los 100 kilómetros-, se fija en los pollos una especie de pequeña mochila donde va el emisor para su seguimiento; incluye dos antenas, una para su localización terrestre y otra para los satélites o GSM. "Llevamos marcando aves desde el año 1989 y el sistema funciona perfectamente", añade el presidente de Grefa.

El índice de supervivencia es muy alto, gracias precisamente a ese sofisticado método de seguimiento. "Con las ciclogénesis explosivas que hemos sufrido este invierno -añade Ernesto Álvarez- lo que hicimos fue seguir los lugares donde se encuentran las águilas para llevar comida adicional. La climatología puede afectar muchísimo a estos ejemplares, porque tienen que estar periodos más o menos largos sin poder cazar", concluye Ernesto Álvarez, que confía en que en el plazo de "unos cinco o seis años se podría estabilizar la población de águila real en Galicia".