"En Valencia, en un museo, se ha dedicado una exposición a la Ruta del Bakalao que ¿qué aportó? sexo, pastillas y música infame; mientras que a la movida de Vigo que aportó mucho más cultural y musicalmente no se le ha hecho nada". Bajo las gafas, el periodista y escritor Emilio Alonso suelta este latigazo verbal. A pocos metros de él, en otra 'movida' se encuentran músicos vigueses de grupos como Aphonnic o Stonned at Pompeii hablando de sus cosas con Salva Ronko del Maketón y Xosé Otero del programa "A canteira" de Radio Ecca, ajenos a la conversación.

Emilio Alonso sabe de lo que habla. Fue uno de los testigos de la eclosión de un movimiento heredero -quizás sin saberlo- de aquel despertar del Vigo ye-yé de los 60 cuando se empezaron a empuñar guitarras y las baquetas de las baterías. Sin duda, el deseo de llenar las esquinas de la ciudad olívica de música y de exportarla al extrarradio y a otras localidades penetró en los genes que han ido pasando década a década y de generación en generación hasta ahora, principios del siglo XXI, un momento con una riqueza descomunal de grupos musicales en la ciudad de todos los estilos.

Alonso, además, ostenta la mayor colección -que se tenga conocimiento- de objetos relacionados con la movida viguesa. Son cientos de materiales que recuerdan de forma auditiva o visual unos años locos, de apertura a la modernidad. El autor del libro Vigo a 80 r.p.m. (Xerais) reconoce que "una exposición podría tener interés con mi material y con el de otra gente".

Tras años reuniendo material, asegura "sentirse harto de ser el chico de la movida". Por ello, piensa entregar su colección a alguna institución o ente que sepa tener en consideración el preciado legado cultural para ofrecerlo al público. En él, se pueden encontrar las primeras maquetas de grupos de Portugal y de las cuatro provincias gallegas como los Crazy Cabuxa de Cangas, Los Espías de Vilagarcía, los Biosbardos de Ourense. También se pueden encontrar maquetas y conciertos grabados de bandas de más solera como Golpes Bajos, Los Cafres, Semen Up, Unión Penosa, Def con Dos, Os Resentidos o Siniestro Total.

Distintos expertos en la historia musical contemporánea y popular de la ciudad consultados por este diario -y que prefieren permanecer en el anonimato- defienden que la colección se quede en Vigo y no 'emigre' a templos faraónicos de la capital gallega. Se muestran partidarios de echar el resto y sentar las bases de un museo de la música popular gallega en Vigo que recorriese desde los yeyés de los 60, los modernos de los 80, los alternativos de los 90 y los indies y contemporáneos actuales.

El eco de la movida de los 80 sigue e incluso cruza fronteras. Lo evidencian libros como Toward a culture archive of la Movida, editado por la Universidad de Fairleigh Dickinson, en New Jersey, Estados Unidos. En el capítulo séptimo de ese volumen, el investigador José Colmeiro introduce su artículo "Peripherical movida. Cannibalizing Galicia", donde narra la importancia y el poso de la movida viguesa.

De sardinas a creatividad

"Galicia pasó de exportar latas de sardina a emerger como competencia que había que tener en cuenta en el ámbito de la creatividad", comienza el capítulo con una cita del periodista de FARO DE VIGO Fernando Franco.

Por su parte, la investigadora rusa María Sokolova también se ha hecho eco de aquel movimiento realizando un trabajo para la Universidad Complutense de Madrid sobre la conexión entre la movida viguesa de los 80 y la rusa de aquellos años.

Ambos libros hablan de grupos, de discos, de casetes y maquetas, de entradas a conciertos, posters o fanzines... Infinidad de objetos que ilustran una época histórica determinante en la modernización de la sociedad gallega.