Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

La excelencia se intercambia

Los vigueses Rafael y Álvaro Tena Castro son hermanos y becados con las High School, que conceden a los mejores expedientes

Rafael y Álvaro Tena Castro. // FDV

Rafael y Álvaro Tena Castro. // FDV

ÁGATHA DE SANTOS | VIGO

Son hermanos, de Vigo y entre otras muchas cosas tienen en común haber estudiado primero de bachillerato en Estados Unidos. Rafael y Álvaro Tena Castro, de 19 y 17 años, respectivamente, son una pareja de hermanos que han disfrutado de una beca High School, que conceden las fundaciones Barrié de la Maza y Amancio Ortega.

Rafael fue uno de los cincuenta elegidos en la primera promoción de estas ayudas, que se conceden a los alumnos con mejor expediente de la comunidad. Fue animado por sus padres, que vieron en esta una oportunidad inigualable para que perfeccionara su inglés y aprendiera, además, a desenvolverse fuera de casa. Hoy, este estudiante de Ingeniería de las Energías en la Escuela de Ingeniería de Minas de la Universidad Politécnica de Madrid, repetiría la experiencia sin dudarlo. "Fue enriquecedora en todos los sentidos", manifiesta el universitario, cuya experiencia a su vez animó a su hermano menor. Y es que Álvaro se enamoró de Estados Unidos casi desde que aterrizó esa Semana Santa de 2011, cuando la familia atravesó el Atlántico para visitarlo.

Lo más duro, coinciden en afirmar los hermanos, es acostumbrarse al cambio que supone estar a miles de kilómetros de casa, sin nadie que te resuelva los problemas. Sin embargo, reconocen que la adaptación fue sencilla y rápida, en buena parte gracias al deporte, al que en EE UU se le presta especial atención en la etapa escolar, detallan.

Rafael comenzó a jugar al fútbol en cuanto llegó a su destino, Delaware, un pequeño estado de la costa Este, cerca de Nueva York. "Llegas más o menos un mes antes de empezar el curso para que no sea aterrizar y comenzar las clases. Yo hice la pretemporada con el equipo de fútbol, por lo que cuando comenzaron las clases ya había hecho amistades", relata Rafael.

El joven estuvo conviviendo con una familia judía de cinco miembros, los padres y tres hijos, aunque durante su estancia dos de los hijos se encontraban fuera, en la universidad. Lo más duro fue la Navidad, confiesa, ya que su familia de acogida no la celebra. "Me resultó duro estar lejos de casa y no celebrarlas", reconoce.

A la otra punta del mapa, casi llegando a la costa Oeste, llegó dos cursos después Álvaro, concretamente a Wyoming, donde estuvo conviviendo en un pequeño pueblo mormón del rural, en casa de un viudo que ese mismo curso acogió también a un estudiante de intercambio brasileño. "Soy un poco tímido, pero me di cuenta de que con la vergüenza no vas a ninguna parte", asegura.

Álvaro, que estudia segundo de Bachillerato en el colegio Compañía de María de Vigo, se inscribió en el equipo de baloncesto del instituto, que fue campeón del estado en su categoría, y en el de fútbol, que quedó segundo. El capitán del de Baloncesto es uno de los mejores amigos que ha dejado en Estados Unidos. Con su familia pasó las vacaciones de primavera en Las Vegas y California. Una de las cosas que más le sorprendió a Álvaro fue la diversidad de materias del plan de estudios. "Hay varias materias obligatorias, pero en el resto tienes total libertad", asegura este joven.

Este curso, Álvaro ejerce de anfitrión, ya que en su casa se aloja un estudiante estadounidense, una experiencia enriquecedora para este joven, que así mantiene, dice, el contacto con Estados Unidos, donde está dispuesto a volver sin dudarlo.

Tracking Pixel Contents