En 1971, el joven gallego Francisco López consiguió trabajo en la construcción en Nueva York y esa razón impulsó a su hermano y el resto de la familia López a emigrar al "país de las oportunidades". Su hijo, Rufino, nacido en Cedeira en 1955, estudió en prestigiosos centros del país como el Lehman College de CUNY en 1976, consiguiendo una licenciatura en Literatura. Fiel a su herencia hispana y amante de la filosofía, Cervantes, Unamuno y Ortega dejarían un poso de inspiración en su sueño hostelero. Rufino ha conquistado con sus platos la hostelería de Manhattan, asegura en su boletín de esta semana "The Spanish Benevolent Society" de New York. "El señor López es un caso claro del éxito de la emigración gallega en los EE UU", explican.

Por eso, este gallego acaba de ser premiado con el galardón creado por ese club para distinguir "la excelencia y la labor de los inmigrantes, que están contribuyendo activamente al descubrimiento y promoción de la identidad española-americana".

Se trata de un club español-americano que trata de recuperar la misión de la antigua "Spanish Benevolent Society" durante finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, pero que hoy como tal está extinguida. Es un club nuevo, formado por miembros destacados de la comunidad 'spanish-american' y de la comunidad norteamericana. "Su objetivo es difundir el espíritu de fraternidad y solidaridad entre los residentes españoles de EE UU", explican.

Y parece que lo están consiguiendo por la proliferación de novelas, investigaciones, archivos fotográficos y documentales que sus miembros realizan. Además, a través de la Spanish Benevolent Society of New York, sociedad filantrópica fundada en 2008 para recuperar la memoria histórica, se ha impulsado este Premio Internacional Spanish-American -dotado con 65.000 dólares- y otorgado a artistas e intelectuales que contribuyan al conocimiento de la historia de los españoles en Nueva York.

El año pasado fue galardonado el escritor Artur Balder (Alicante, 1974), por su documental "Little Spain", la mayor obra realizada hasta ahora sobre el barrio español de la 14. Las imágenes que ilustran este reportaje fueron extraídas de ese documental y cedidas por Meatpacking productions. A Balder, ahora nacionalizado norteamericano, se le concedió el premio por su gran trabajo de investigación a la vista de los archivos que descubrió y con los cuales reconstruyó visualmente: la historia de la comunidad inmigrante gallega en Manhattan.

A mediados del XIX la inmigración española llegó también Manhattan, EE UU y cobró fuerza con la pérdida de Cuba en 1898. En el siglo XX, registró otro impulso a raíz de la guerra civil y la posguerra. Tanto fue así que en los años cincuenta y sesenta, la calle 14 de Manhattan ya estaba llena de negocios textiles, librerías, y restaurantes españoles, como "El Coruña", "La Bilbaína" o el "Café Madrid" y esa zona pasó a conocerse como "Little Spain".

En realidad, el barrio español, conocido como Little Spain, abarcaba poco más de una calle, la 14, entre la avenida séptima y la octava, colindante con los reputados barrios de Chelsea y West Village. Allí, una bandera española junto a otra estadounidense coronan la fachada del Centro Español de Manhattan, un colectivo sin ánimo de lucro, cuyo restaurante, "La Nacional", es el centro neurálgico del barrio y el punto de encuentro de todos los peninsulares que residen en la gran manzana.

Hay textos que relatan que Robert de Niro vivía al lado de la calle 14 y guarda muy buen recuerdo de su convivencia con los españoles. "En los noventa, el aumento del precio de los inmuebles obligó a muchos españoles a trasladarse a otras zonas más baratas como Queens y el Bronx", cita en un artículo Javier Molina, a propósito del premio concedido a Artur Balder.