El vestidor

Mariló Montero, presentadora de  "Las mañanas de la 1".  // FdV

Mariló Montero, presentadora de "Las mañanas de la 1". // FdV

SUSANA GOLF

A estas horas andaría Belén Esteban, tomándose un chocolate light con churros, digo yo, mientras Toño, su sombra, hurgaba en los audímetros. El viernes -por hablar con conocimiento de causa- me apoltroné en el sofá con el kit de supervivencia. A saber: refrescos, palomitas, pañuelos de papel y un frasco de agua del Carmen para los vahídos. Desde que ví eso de la cúpula de Stephen King y Steven Spielberg tengo la casa que parece un búnker y como venían anunciando el regreso como si volviera a rozar la Tierra el cometa Halley... Pues créanlo, las palomitas se mustiaron, la melisa se quedó sin probar y los pañuelos sin abrir. Ni fu ni fa. Contar, lo que se dice contar, no contó nada que ustedes y yo no supiéramos, o intuyéramos ya. Ni siquiera eso de que la fiera de Ambiciones no era un tigre a rayas, ni se llamaba Currupipi precisamente. Si acaso, la confesión de que se ha soltado la melena -extensiones incluidas- y hasta tiene juguetitos sexuales. Yo la escuchaba hablar a lo lejos, bla bla bla, pero tenía un resquemor, una inquietud. ¿Qué le noto? ¿qué tiene? ¿qué se ha hecho? No eran los kilitos, ni las fundas de los dientes, no. Hasta que ella misma dijo las palabras mágicas: hilos de oro. ¡Eso era!... y me quedé dormida.

"Si un tío sale con tres mujeres es un machote. Si eres una mujer y haces lo mismo, una prostituta". Lo dice en VF Mar Flores, actualmente ama de casa, madre de familia numerosa y esposa de marido con problemillas. Las tres mujeres serían, si con "machote" se refiere Mar al capítulo con cierto conde italiano como infieren los analistas avezados, Ana Obregón, la azafata con la que le pilló esta en falta y la susodicha. Los tres hombres pongamos que bien pudieran ser, no necesariamente por este orden ni necesariamente consecutivos, Fefé, el noble ítalo y Cayetano Martínez de Irujo. La ex de la tríada anda ahora defendiendo en los photocalls el honor de su marido y de paso el suyo propio; que cometió errores pero todo el mundo cambia, que se ha reformado y ya no es aquella que fue. Mecachis. Bueno, siempre nos quedará la hemeroteca.

Ando tras los pasos de Anabel Pantoja. Es una sobrina de Isabel que (atención al currículo) saltó a la fama catódica como defensora de su primo Kiko a su paso gotoso por Supervivientes, adelgazó treinta kilos gracias a un anillo gástrico, se puso más pantojas, posó como su madre la trajo al mundo y ahí anda, de plató en plató. Ahora recala en Mujeres y Hombres y viceversa, el lodazal del que salió Pipi Estrada. Hace nada, una tal Luisi, de la misma hornada, decía que el hombre la dejaba "muy contenta". Ustedes me perdonarán la ordinariez. Pero ¿qué quieren? Echo de menos a Maribel, que ni por los capotes de Paquirri ha salido de su encierro en Cantora, y me agarro a un clavo ardiendo. Al más mínimo gen pantojil. Por si queda algo.

A Mariló le han retocado el sueldo no una, sino dos, tres y hasta cuatro veces y ella no ha rechistado. Pues claro, por qué iba a quejarse, si ya lo dice Montoro, que no hay que confundir churras con merinas ni hablar de bajada cuando es subida moderada. Aun así, y aunque Montero fuese una mileurista, pero mileurista por programa, a ella no hay que recortarle más que las puntas de vez en cuando, porque es "la que más trabaja y menos cobra" (sic). Meter la patita, la mete, es verdad, pero da audiencia y si no la da es culpa de la crisis y a otra cosa mariposa. "Cuando pasas tantas horas en directo, chico, te tienes que equivocar de vez en cuando". Pues claro. Que de vez en cuando sea muy pero que muy de vez tampoco es relevante. Y muchísimo menos que en sus inicios fuese Maja de España y Miss América Latina como dejan caer algunos insidiosos. Ya ha puesto María Dolores los puntos sobre las íes: "Si alguien dice que soy una miss venida a periodista, tal vez sea una periodista que quiere ser miss". Anda, pues haberlo dicho antes, y González-Echenique te habría montado un certamen, mujer.

¿Saben aquel que diu que un infante de España andaba el otro día tras una máscara de Anonymous? Como un pancartero cualquiera. Según contaba El Confidencial Digital, Felipe Juan Froilán para los súbditos del reino de España (Pipe para amigos y familia) entró una tarde de estas en una tienda de deportes de Madrid camuflado con la famosa careta de V de Vendetta. Aunque ya saben lo que dice la Casa Real, que estos de las confidencialidades y la prensa rosa hablan por hablar, que no contrastan, que no llaman al rey. La queja no hacía referencia a las cosas de Pipe, que ya merecen apartado propio, ni a amigas entrañables, cacerías ni préstamos ni yernos. Pero por si acaso, hagan como Santo Tomás, y acudan a la fuente.

Hacerse llamar Pitita ya es toda una declaración de principios. Y una muestra de carácter. Una se puede llamar Pitita en la intimidad pero para hacerlo en público hay que ser aristócrata o muy señora. Pitita, que en su documento de identidad es Esperanza Ridruejo, no es una socialité al uso, como no lo es la duquesa de Alba. Pero esta no porque lleve el pelo a lo afro, que lo lleva cardado y con mechas como dios manda, ni porque se haya casado con un hombre veintitantos años más joven (su marido es todo un señor embajador, de nombre impronunciable, eso sí, Stilianopoulos; Díez es un apellido más del pueblo) sino porque tiene contactos con el más allá. Pitita, ustedes lo saben de sobra, ve a la Virgen. No sólo la ve, la fotografía con su Polaroid. Lo cuenta en un libro, La Virgen María y sus apariciones. Fue en El Escorial, en 1984. Pitita, que tiene locos a los modernos, rendidos a sus pies, nos trae un mensaje esperanzador: "La Virgen nos dice que todo acabará muy bien". Pues qué quieren que les diga. Me fío más de ella - "conozco a La Virgen, de vista" reza su perfil en las redes sociales, más falso que el amor en Quién quiere casarse con mi hijo- que de Tamara Falcó, que en esto de la fe es una recién llegada. Como quien dice.

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