"Los garranos salvajes que habitan nuestros montes son el valor natural más importante, el de mayor interés biológico de Galicia, donde está e l único reducto de caballo verdaderamente salvaje del mundo", decía ayer en el Club FARO el zoólogo Felipe Bárcena, especialista en lobos y garranos. "Sin embargo -añadió- la Administración gallega los rechaza y esa postura es una de las amenazas para su supervivencia".

Su charla, que versó sobre estos animales silvestres, diferentes a los équidos domésticos, fue presentada por el abogado Javier Álvarez-Blázquez. Dividida en cuatro partes, fue en la ultima en la que se refirió a los problemas que amenazan su supervivencia. "Paradójicamente -dice, hay un rechazo a su existencia tácito surque de efecto frontal por parte de la Xunta, que se empeña en considerarlos ganado y cuya normativa puede desembocar en su envío a mataderos con destino a su destrucción".

Lo que afirma Bárcena es que, mientras la Administración gallega parece considerarlos un estorbo e incluso se inventa una raza pura gallega para aprovechar las ayudas de la CE a las razas autóctonas, (bonita pero incapaz de vivir en el monte), el Gobierno portugués los cataloga como Patrimonio Nacional. "La Xunta -afirma-, al catalogar esa nueva raza gallega de su invención, tácitamente desposee de validez a nuestros équidos más propios, los garranos".

Bestas do monte

Bárcena empezó su charla explicando qué eran estos garranos que se mueven por los Montes de A Groba, el centro y el norte de Galicia. "Mucha gente -dice- no conoce ni siquiera la palabra; son unos seres desconocidos pero muy gallegos y muy interesantes, aquí llamados "bestas do monte" o burras, y que en Galicia están establecidos hace miles de años. Entre los équidos, que se clasifican como asnos, cebras o caballos, sería una variedad de estos últimos, el "equus ferus atlanticus", también llamados ponis celtas o ponis atlánticos. Garranos es el nombre que se la ha dado no solo a los caballos salvajes gallegos o portugueses sino a todos los de la península ibérica, aunque también fueron exportados a Escocia, Irlanda, Finlandia y hasta a Estados Unidos".

A lo que se aplicó en la segunda parte de su charla el conferenciante fue a definir una serien de características que los diferencian con los caballos, no solo genéticas sino morfológicas, fisiológicas, ecológicas y hasta reproductivas. "Sus formas -dijo- vienen dadas por su adaptación a un hábitat de monte en el que no pueden sobrevivir los caballos: son de escasa alzada con cuerpo relativamente largo, extremidades fuertes, cascos muy duros de una sola uña y dedo para disminuir el roce, cernejas muy pobladas y cuartillas cortas".

Lo que destacó Bárcena es que, además de habitar en la montaña viven entre el matorral espeso y su adaptación a ese mundo le ha dado orejas pequeñas, fuertes mostachos para protegerse de los tojos, panza abultada y costillar deprimido lateralmente para moverse con más facilidad en ese medio silvestre. Sus crines y pelajes también están dispuestos contra la climatología rigurosa, nieve incluida. Son capaces de alimentarse de material rico en celulosa y de tojos o zarzas, algo imposible al caballo normal, igual que de hierba o gramíneas. Su capacidad reproductiva es mayor precisamente para hacer frente a la dureza de la supervivencia en este medio.

¿Y cuál es el interés de las poblaciones de garranos salvajes? De eso trató la tercera parte de su charla. "En primer lugar -dijo-, es un équido ancestral, primitivo, que debe llevar unos 20.000 años habitando nuestros montes. En todo el norte de la península ibérica viven pequeñas poblaciones de garranos pero donde su presencia es más importante es en Galicia, aunque descienda su número, entre otras cosas por las disposiciones administrativas del gobierno gallego. Pero esta población gallega de garranos es el único reducto de caballos verdaderamente salvajes que hay en el mundo. Hay otras mundo adelante, es cierto, pero todas son descendientes de caballos domésticos. Los garranos de otros países han salido del norte de la península ibérica. Incluso se exportaron para las minas inglesas".