Las heridas de una tragedia como la del tren "Alvia" que el pasado 24 de julio descarriló en Angrois no son fáciles de restañar. Ángel acude todos los días a rehabilitación y está deseando dejar cuanto antes la silla de ruedas y poder atender la Administración de Lotería que regenta en A Coruña. Adrián empieza a salir de casa a dar algunos paseos con su padre en Cee y su ilusión es volver pronto a sus estudios de la ESO. Lidia superó dos neumotórax pero sigue con una pierna escayolada en su casa de Barallobre (Fene); pasará mucho tiempo hasta que se reincorpore a su trabajo en el Banco Pastor o pueda cantar en su grupo de "cantareiras". Son tres de los 147 heridos en el accidente ferroviario de Santiago que se recuperan en Galicia, donde también lo hace Teresa, una psicóloga que necesita ahora la atención de sus colegas.

Si se sumara el número de sus costillas rotas la cifra sería abrumadora. "Rompí la cadera en dos partes; tengo ochos costillas rotas, seis de un lado y dos de otro; tengo cuatro lumbares rotas€ pero eso se arregla solo. El problema no son los huesos; lo más duro es la parte psicológica". Así se expresa Ángel Torres, un lotero coruñés que sigue necesitando la silla de ruedas para desplazarse.

Ángel

está recibiendo atención psicológica "porque hay muchas cosas que son todavía muy difíciles para mí: desde entrar en un ascensor a ir en un coche; todo lo que supere los 10 kilómetros por hora me da pánico", comenta este lotero coruñés. De todas formas, no pierde el sentido positivo de la vida. Y es que Ángel Torres tiene muchos motivos para seguir peleando, entre ellos su mujer Eva y sus tres hijos: Ángel (15 años), Covadonga (13) y Manuel (11), "que no han podido disfrutar de vacaciones". Su mujer y su hijo mayor son los que le ayudan en los desplazamientos para acudir casi a diario a las sesiones de rehabilitación. "Lo mejor es el optimismo, el tener tres hijos que te empujan y una mujer maravillosa que te va centrando", comenta.

Desde hace un año regente una Administración de Lotería en la ciudad herculina, actividad que comparte con una consultoría que tiene en Madrid. Refiere Ángel que tras el accidente le están pidiendo décimos de Navidad desde diversos lugares de España: Sevilla, Canarias, Cataluña, Bilbao. "Estamos vendiendo muchísimo más de lo que podría imaginarme; a Canarias, por ejemplo, hemos mandado 6.000 euros de lotería".

Mientras no pueda hacer una vida normal intenta aprovechar el tiempo, "pero el dolor no te deja leer, ni ver la tele€ te harta todo. Lo que intentas es pasear en la silla, que tu familia se mueva un poco contigo. Pero a las 7.30 de la tarde ya estoy en la horizontal, porque no doy más".

En la localidad coruñesa de Cee se recupera de las lesiones el joven Adrián Mejuto, de 13 años. Aunque reside en Collado Villalba (Madrid) se encuentra en la casa paterna porque reúne mejores condiciones de movilidad. En opinión de su padre, Vinicio Mejuto, Adrián "lo está llevando bien y no creo que necesite atención psicológica; está pasándolo un poco mal porque hasta ahora apenas se podía mover, pero de cabeza está muy bien".

Adrián sufrió diversas fracturas -costillas, clavícula, cúbito y radio, tibia- por lo que hasta ahora ha permanecido inmovilizado. En los últimos días ya puede pisar y ha salido a dar algún paseo fuera de la casa y su padre espera que la próxima semana le quiten ya las escayolas y podrá empezar la rehabilitación. Vinicio añade que su hijo espera incorporarse pronto al curso escolar en Collado Villalba -hará Segundo de la ESO-, donde sus compañeros le están preparando una fiesta de bienvenida. Mientras tanto, se entretiene con el ordenador, viendo la tele o dando un pequeño paseo con su padre.

Lidia Sanmartín, de 31 años, se recupera en Barallobre (Fene) de las múltiples lesiones que sufrió en el accidente del "Alvia". "Ahora mismo tengo una pierna rota. En el accidente tuve un politraumatismo, con dos neumotórax, uno en cada pulmón, que era lo más delicado; rompí seis costillas que están soldando. Una de las costillas me perforó el pulmón derecho, que fue lo peor de las primeras 48 horas por el peligro que suponía. Además me fracturé la tibia y el peroné por tres sitios distintos, una fractura abierta con el hueso al aire y pérdida de parte de la tibia y del músculo; me fracturé la meseta tibial y el tobillo".

Gestora de empresas en el Banco Popular en Madrid, a Lidia le han dicho que en tres meses no podrá apoyar la pierna en el suelo. "La baja laboral va a ser larga; me dicen que como mínimo serán entre diez meses y un año. Ahora mismo necesito ayuda para todo -explica-. No me puedo levantar sola, no puedo hacer nada sola€ necesito a una persona conmigo las 24 horas del día; no me puedo levantar, no me puedo vestir€ ".

Lidia residía en Madrid desde hace algo más de cinco años por motivos laborales. Cuando entró a trabajar en Banco Pastor la destinaron a la capital de España, "por eso venía mucho en tren los fines de semana, por ver a la familia aquí".

Reposo total

Ahora se recupera en casa de sus padres, y es su madre la que está siempre con ella. "Día sí, día no voy a rehabilitación y necesito a alguien que me lleve y que me traiga. En la situación en que estoy tengo que guardar un reposo total, y tengo la pierna como un mapa y bastantes dolores."

Lidia echa de menos no poder practicar sus aficiones. "Mi mayor afición es la música: tocar la gaita, las cantareiras y el baile gallego€ y ahora no puedo hacer ninguna de esas tres cosas. Hasta ahora cantaba como aficionada en grupos de música tradicional, folk, y en algunas ceremonias acompañando a otros amigos. Por suerte estoy recuperando la capacidad pulmonar. Me entretengo leyendo, escuchando música y a ratitos, cuando tengo ganas, cantando bajito". El hecho de saber cantar "y utilizar el diafragma" le está viniendo muy bien para la recuperación pulmonar.

La voz de Teresa Gómez Limón, psicóloga y diputada popular en la Asamblea de Madrid que resultó herida en el accidente de Santiago, saltó hace unas semanas a los medios de comunicación tras señalar que la responsabilidad de lo ocurrido no se limita al maquinista sino que llega a los máximos responsables del Ministerio de Fomento, de Adif y Renfe.

Ahora elogia la labor que está realizando el juez. "En la parte judicial se están dando pasos; el juez ha hecho un auto muy duro, donde explica que el accidente no fue solo culpa del maquinista. Creo que está actuando muy bien; vamos a ver cómo se responde desde otras instancias".

Teresa se recupera de las secuelas físicas del accidente en Ferrol, de donde es natural su marido y donde estaba pasando las vacaciones de verano. Le han quitado el yeso del pie, "el esternón va mejor y lo que me quedará más tiempo es el collarín tras la operación de vértebra". Además de diputada en la Asamblea de Madrid, Teresa es psicóloga en los juzgados de Violencia de Género en Madrid. Es consciente de que necesitará ir a un psicólogo. "Lo necesito; no me puedo quedar con esto dentro porque me hace mucho daño. Yo soy profesional de la psicología, pero tengo que recurrir a otro".

Cambio de valores

"El cambio no es total, pero esta tragedia no ha dejado indiferente a ninguno de los que viajábamos en el tren. Fue una situación en la que se pasaba de la vida a la muerte en cuestión de segundos". El sevillano Cristóbal González Rabadán, militar en la reserva, fue el impulsor de la primera asociación de víctimas del accidente. "Surgió en el propio hospital La Rosaleda, donde estuve ingresado. Al cabo de cuatro o cinco días, cuando ya nos pudimos mover, nos fuimos conociendo algunos de los heridos y afectados, y así surgió la idea de organizarnos, por la experiencia que teníamos de otras tragedias ocurridas en España. Ante la magnitud de esta tragedia una persona sola no puede hacer nada". A finales de mes Cristóbal estará en Galicia en una serie de eventos para recaudar fondos para la asociación, "pues carecemos de financiación interna".

El accidente del "Alvia" ha cambiado muchas cosas en Cristóbal. "Los golpes eran tan brutales que llegué a desear que me llegase el último y me matase para no sufrir más. El estar tan cerca de la muerte te cambia muchos valores, hay un antes y un después. Personalmente me encuentro como en el medio, en un período de transición, de desorientación, de confusión€".

En cuanto a su vida diaria, reconoce que antes tenía una vida muy fácil y muy feliz, "por lo que intentaré reanudarla; puede que no sea igual, pero incluso podría ser mejor porque ves las cosas de otra manera". Casado y con dos hijos, de 23 y 26 años, el apoyo de la familia y de los amigos es fundamental en su recuperación. "Te das cuenta de que hay que vivir la vida con más armonía, con más respeto, con más cariño€".

Cristóbal se dedica a la docencia personalizada en cuestiones relacionadas con la economía y es un gran deportista, hasta el punto de competir en triatlón.

Óscar Mateos es un guardia civil en excedencia que viajaba en el tren junto con Cristóbal González y que tuvo también un protagonismo especial en la evacuación de los heridos tras el accidente. Óscar había conocido a Cristóbal poco antes, cuando ambos se encontraron cerca de Plasencia mientras hacían en bicicleta el Camino de Santiago.

En el accidente del "Alvia" Mateos sufrió cortes de cristales, pero nada grave, por lo que colaboró en las tareas de rescate. En su caso, las secuelas no son tanto las heridas físicas como las psicológicas. "Los cortes curan antes o después, pero el recuerdo del accidente y cómo quedaron muchos compañeros del vagón es algo que te marca para siempre psicológicamente", apunta.

"No estoy de baja, en ningún momento. Creo que la rutina y el trabajo es lo que me ayuda a pasar página€ Lo que quiero es trabajar y seguir con la rutina de antes. Soy profesor de FP en el Instituto de Coria (Cáceres) y ya me he incorporado para el nuevo curso", comenta Óscar, que tiene dos niñas que son su ilusión, Andrea (10 años) y Alba (6).

Reconoce que "cada uno es distinto, pero a mí, desde el punto de vista psicológico, me ayuda volver a la normalidad de lo que hacía antes, aunque también me ayuda el contarlo a los amigos, exteriorizar mis sentimientos".

Trabajadora social

La trabajadora social Rosana Martín, de 34 años, va superando en Toledo poco a poco las lesiones sufridas en el accidente. Tiene siete costillas rotas que no le están soldando bien, la operaron de una luxación acromioclavicular y ya le han retirado los fijadores. De momento no se plantea su vuelta al trabajo en dos Centros de Salud de Toledo. "Ahora mismo mi prioridad es recuperarme -apunta Rosana-. La incorporación laboral la veo lejos porque además mi trabajo es de mucha psicología, de estar con los problemas de la gente y ahora no me veo en condiciones de poder llevarlo a cabo. En estos momento mi prioridad soy yo".

Una vez que se recupere de las secuelas físicas del accidente tendrá que empezar el tratamiento psicológico. "De momento no he empezado ningún proceso, aunque creo que será necesario". Mientras se recupera aprovecha el tiempo "para leer mucho y estar sola; estoy en un período de reflexión porque el accidente supuso un antes y un después en mi vida". Añade Rosana que tampoco lo quiere olvidar "porque ha formado parte de mi vida y lo va a seguir formando. No me quiero engañar; lo he vivido y tengo que aprender a vivir con ello. Tengo 34 años y por suerte una vida por delante que otras personas que viajaban en el tren ya no tienen", concluye.

Dos asociaciones de víctimas del Alvia

Las víctimas del accidente del tren" Alvia" que descarriló el pasado 24 de julio en Angrois se están agrupando en dos asociaciones diferentes. La primera la impulsó el sevillano Cristóbal González, se denomina Asociación de Perjudicados por el Accidente Ferroviario del Alvia de Santiago de Compostela (Apafas) y agrupa a más de 60 afectados. Se ha personado en la causa como acusación particular.

La otra asociación, impulsada por la Fundación Avata, celebró su primera reunión el pasado 5 de agosto. Se denomina Plataforma de Víctimas del Alvia 01455 y la preside Víctor Taibo, hijo de Teresa Gómez Limón, una de las heridas. Taibo cuestiona el trato que han recibido las víctimas por parte de la Administración -"de abandono completo"- y se muestra crítico con la situación en que se encontraba el tramo de la línea férrea donde tuvo lugar el accidente.

"Una de las primeras cosas que queremos exigir al Ministerio de Fomento -añade- es que ponga a nuestra disposición un local con teléfono para ponernos en contacto con las víctimas, que se encuentran en diversos lugares de la geografía española e incluso en el extranjero. Al menos, que nos traten como trató Fomento a Renfe, Adif y a todas las empresas involucradas en el proyecto de Brasil". Considera "lamentable que tenga que ser una fundación la que organice las reuniones de los afectados y les facilite asesoramiento de abogados, psicólogos y médicos" cuando deberían ser la Administración central y la Xunta las que tendrían la obligación de poner esos medios a nuestra disposición".

Explica Víctor Taibo que "lo importante es aglutinarnos, porque ya sabemos lo que ha ocurrido en otras ocasiones, como en el accidente del Metro de Valencia o en de Spanair".