Los petroglifos de A Cabeciña, en Mougás, estarán más "abiertos al público" si cabe hasta el próximo sábado. Las labores arqueológicas que se realizan desde la pasada semana incluyen visitas guiadas por parte del equipo de trabajo, que se realizan todos los días a las seis de la tarde. Y el día 31, como fin de campaña, se realizará una visita nocturna a los petroglifos.

Aunque aún quedan incógnitas por resolver, el arqueólogo Javier Costas Goberna no dudó al definir el conjunto de A Cabeciña como un "santuario rupestre" que los habitantes de Oia utilizaron hace al menos 4.000 años. Los trabajos de recuperación que desarrollan cuatro alumnas de la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Galicia hasta el sábado inciden en el conjunto de grabados prehistóricos, que probablemente hubiesen desempeñado un uso ritual.

El proyecto de puesta en valor del área arqueológica de A Cabeciña surge de la iniciativa vecinal y está financiado por la Comunidad de Montes de Mougás. La intervención, dirigida por Álvaro Arizaga Castro y ejecutada por la empresa "Rock Art Conservation", cuenta con el asesoramiento científico de Fernando Carrera Ramírez y Javier Costas Goberna.

Se trata de un proyecto "poco agresivo" en el que se ha considerado prioritaria la recogida de información, con el fin de generar una base documental del sitio y garantizar su correcta conservación. Por otro lado, se busca facilitar la visualización del espacio para lograr difundir sus valores y hacerlo más accesible. A las tareas de documentación y prospección se unen los trabajos de limpieza de las rocas grabadas, el control de la vegetación circundante y la limpieza de las estructuras del castro.

El monte de A Cabeciña, que surge en la ladera de la sierra de A Groba, pegado a la línea de costa, supone la combinación de una serie de elementos que convierten al lugar en un potente recurso cultural y referente arqueológico. Se caracteriza por la disposición de los motivos curvilíneos tan característicos del arte rupestre galaico. Las rocas grabadas están a escasos 25 metros de las estructuras defensivas de un recinto tipo castro, aún sin excavar, en el que destacan las dimensiones del foso y la muralla perimetral. A Cabeciña cuenta además con un entorno natural privilegiado, actuando a modo de mirador desde el que se puede observar el océano y los valles a lo largo de una amplia línea de costa