Dispuestos a vivir otro día inolvidable, una veintena de jóvenes procedentes de Chernóbyl se acercaron ayer al aeropuerto de Peinador invitados a una jornada aeronautica organizada por la asociación Vigo Vuela en colaboración con la Fundación Aena.

La jornada comenzó con la recepción por parte de la directora del aeropuerto de Vigo, Dña. Noelia Martínez de los casi veinte niños procedentes de Chernóbyl. A continuación, los pequeños disfrutaron de una visita guiada por las instalaciones del aeropuerto. Allí pudieron conocer de primera mano cómo funciona el servicio de cetrería de un aeropuerto, visitar el parque de bomberos y el hangar del Helicóptero de Rescate Pesca-1, .

Una vez terminadas las actividades de la mañana, el presidente de la Asociación Ledicia Cativa, D. José Manuel Borrajo Gonzalez, aprovechó la ocasión para agradecer a todos los padres de acogida su esfuerzo y apoyo a la iniciativa, sobre todo en un momento tan difícil como este. "A pesar de la crisis seguimos trayendo unos 70 niños todos los años", afirmó Borrajo.

Más tarde, aprovechó la ocasión para recalcar la doble importancia de este proyecto. Primero desde la perspectiva de la salud y a continuación desde la cultural. "La esperanza de vida en la zona de donde vienen es de 58 años y está estudiado que por cada dos meses que pasan aquí su esperanza de vida aumenta unos dos años. Entonces si vienen durante diez años su esperanza de vida aumenta 20 años. Con lo que llegarían a los 78 años de esperanza de vida. Además este no es solo un proceso curativo porque al estar tanto tiempo, pueden venir desde los 6 hasta los 17 años, lo que estás creando son unos vínculos casí familiares y lo que les estas dando también son principios cívicos y morales de nuestra sociedad civil. Que aunque por ahí nos ponen a parir muchas veces, también es verdad que tenemos cosas muy valiosas que otros pueblos también deberían aprender", afirmó el presidente de la Asociación Ledicia Cativa, José Borrajo.

Las familias de acogida

Benigno González es uno de los padres de acogida que acompañaron a los pequeños durante la visita. Para su familia todo comenzó por solidaridad y después de tres años colaborando con la iniciativa se muestra feliz y encantado de apoyar el proyecto, "estamos contentísimos, al principio lo hicimos por ayudar, pero luego recibes una contraprestación muy grande cuando notas lo agradecidos y cariñosos que son los niños". Al principio es lógico que surjan ciertos problemas de comunicación al tratarse de niños tan pequeños que no conocen el idioma, pero como nos comenta Benigno, "El primer año no saben hablar nada pero son listos como allos. Cuando se van el primer año ya te entienden. Y ahora, dos años después, hablan todos sin ningún problema".

Y es que, cuando se trata de ayudar, querer es poder. En palabras de Benigno, "Es algo que no supone tanto, aunque los billetes de avión los pagamos nosotros y son alrededor de unos 500 euros. Pero después no hay mayor problema, donde comen tres comen cuatro y donde comen cuatro comen cinco".