Sociólogo y uno de los teóricos de referencia del socialismo español durante años, Ludolfo Paramio (Madrid, 1948) tiene nuevo libro, "La socialdemocracia maniatada". Ayer, en una conferencia, analizó el conflicto de identidad y la amenaza que pende sobre una de las grandes corrientes políticas de nuestro tiempo.

-¿Por qué la socialdemocracia está maniatada?

-Lo que trato de contar es cómo la situación de la construcción europea y las ideas dominantes en las instituciones de la UE han conducido a esta política de consolidación fiscal sin crecimiento. Esto parece bastante insensato para cualquier historiador de la economía y todo economista un poco pragmático. Y cómo eso se ha convertido en una trampa que ha maniatado a la socialdemocracia, que no puede hacer su propia política porque la consolidación fiscal cierra el paso.

-En los últimos meses se han publicado varios libros sobre la deriva de la socialdemocracia. Parece, paradójicamente, que esta Gran Recesión hace más daño a la socialdemocracia que no al neoliberalismo, algunas de cuyas ideas están detrás de la crisis.

-Es paradójico pero fácil de entender. La gente esperaba que los socialdemócratas pudiéramos seguir haciendo nuestras políticas anticíclicas. Sin embargo, las hemos cambiado por la austeridad, que no corresponde a nuestras señas de identidad, luego los electores están más furiosos con nosotros que con la derecha. Esta es coherente, ya que siempre ha dicho que hacía falta reducir el gasto público y desmantelar el Estado de bienestar. Nosotros estamos en una situación de incoherencia, provocada por la trampa de la austeridad.

-Sí, pero, mientras el neoliberalismo sigue encantado de haberse conocido, la socialdemocracia revisa sus principios...

-Cada vez está menos encantado de haberse conocido y por eso ha sido posible el pacto de Rajoy con Rubalcaba. Esto lo ha planteado muy bien Ignacio Urquizu en su libro "La crisis de la socialdemocracia: ¿qué crisis?": el PSOE debe plantear por dónde se sale de esta trampa. Y por eso Alfredo (Pérez Rubalcaba) ha hecho muy bien al plantear ese cambio en la UE, primero a través de contactos con otros socialdemócratas europeos, y en España, con ese acuerdo con Rajoy. De lo que se trata es de lograr un alineamiento de los países del sur de Europa en favor de un cambio de políticas.

-Un sector del electorado percibe que hay grandes coincidencias, desde hace años, entre la socialdemocracia y el neoliberalismo. ¿Esa percepción ha hecho daño a la socialdemocracia?

-Sí, pero es una crítica habitual; es lo de que ya no mantenemos la nacionalización de la tierra y la socialización de los medios de producción. Cambia la sociedad y cambia lo que se puede ofrecer desde la socialdemocracia; lo que la gente quiere ahora es una política redistributiva, servicios públicos... Lo mismo que reclaman los indignados brasileños. Otra cosa es que sí hubo cierta confusión, sobre todo en los años noventa, en el intento por competir por el centro político. Ahí están los ejemplos de Blair o Schröder. El principal problema, sin embargo, es la imposibilidad de hacer políticas de redistribución. Y para eso debería producirse un vuelco hacia la izquierda en las próximas elecciones europeas.

-¿Lo que ofrece la socialdemocracia no coincide con las expectativas de los jóvenes?

-Es una pregunta estupenda, pero no sé responderla. Lo que sé es que los jóvenes piensan que la solución no pasa por votar a partidos socialdemócratas.

-¿La socialdemocracia se equivocó cuando, tras los triunfos electorales de Thatcher y Reagan, admitió algunas de las políticas de estos últimos?

-Blair quiso hacer thatcherismo con rostro humano. El problema es que las respuestas keynesianas no podían funcionar en los años setenta porque la crisis era de otro tipo. Era un poco inevitable que aparecieran otros planteamientos, como los de los neoliberales, para parar la inflación. Y se hizo provocando una recesión y destruyendo a las organizaciones sindicales.

-Miremos un poco hacia el futuro. ¿Hacia dónde cree que va la socialdemocracia?

-No tengo la respuesta, pero si la socialdemocracia tuviera capacidad para reconducir la política europea habría una recuperación. Y si la crisis se prolonga puede pasar cualquier cosa, incluso que nazcan nuevos partidos de izquierda.

-¿Y hacia dónde debe ir la socialdemocracia?

-Lo deseable sería una recomposición de la socialdemocracia europea, y en el caso español, del PSOE.

-¿A partir de qué lineas maestras?

-La cuestión clave es el cambio de la política europea. Lo difícil es lograr que se combinen los estímulos económicos al crecimiento con la política fiscal, sobre todo porque proponer más gasto sin nuevas formas de financiación es poco verosímil. Es la cuerda floja en la que nos movemos.

-¿Zapatero frustró el proyecto socialdemócrata español?

-No, la debacle electoral es porque Zapatero se vio atrapado en un dilema y cuando supo que no tenía salida optó por el giro hacia la austeridad.

-¿Rubalcaba es el revulsivo que necesita la socialdemocracia española?

-Está haciendo lo que tiene que hacer y no sé si las primarias será el momento para que se dé ese revulsivo.

-¿Es un secretario general de transición?

-Llevo ya años y todos los secretarios generales son de transición.