La prestigiosa revista Proceedings of the Royal Society acaba de publicar el estudio -adelantado por FARO en enero- que demuestra que solo hay una especie de calamar gigante en el mundo y no varias como creían los científicos hasta ahora. En él, han participado 15 expertos, entre los que solo figura un español, el gallego Ángel Guerra, que trabaja en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Vigo. Dicha investigación responde una de las muchas incógnitas que persisten sobre el kraken, el Architeuthis dux. No obstante, otras preguntas sobre su forma de reproducción, la causa de sus preferencias alimenticias, su edad o evolución genética siguen sin respuesta. Guerra y otros expertos barajan ya iniciar un nuevo proyecto internacional para conocer más sobre este peculiar animal.

"Estamos intentando ponernos de acuerdo para ver si hacemos un proyecto internacional. Un proyecto realizado solo en España no es posible. Los calamares gigantes aparecen a lo mejor una vez al año, por lo que no se puede realizar una investigación sobre algo accidental. El otro problema es que, con la escasez de dinero existente en Europa, hay otros temas más urgentes que estudiar", señalaba ayer Guerra a este diario.

Los fondos, bien privados o públicos, son necesarios principalmente para costear el desarrollo de una nueva generación de robots capaz de bajar al ecosistema de estos calamares con el fin de grabarlos alimentándose, reproduciéndose o relacionándose entre ellos y otros animales.

El descubrimiento de que solo hay una especie de calamar gigante se realizó tras dos años de análisis de ADN y la colaboración de científicos de varios países. "Nos reunimos -explica Ángel Guerra- consiguiendo 43 muestras de tejido de Japón, Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica, Namibia, Valencia, Asturias, Galicia, Canadá? Con esas muestras, en el Instituto de Investigaciones Marinas de la Universidad de Copenhague, dirigidos por el danés Thomas Gilbert, se realizó un estudio de ADN de las mitocondrias, unos orgánulos situados dentro de la célula. Al comparar el ADN de todos los ejemplares, se ha demostrado que es el mismo y que tiene muy poca variabilidad genética. A efectos prácticos, esto quiere decir que un calamar asturiano podría copular con un calamar japonés y obtener descendencia fértil. La incógnita de cuántas especies había se ha respondido. Existe una".

Esta respuesta, sin embargo, abre nuevas preguntas, como los factores que han contribuido a que el calamar gigante partiese originalmente de un lugar hace nueve millones de años para llegar ahora a todos los océanos, excepto los polos. "Todos los ejemplares en el mundo -apunta Guerra- forman parte de una misma población. Por una parte, la hembra pone varios millones de huevos. Estas larvas nacen midiendo unos tres milímetros entre aguas, siendo fácilmente movidas por las corrientes. Por ello, podría ser que se hayan dispersado fácilmente por todos los oceános cuando hace millones de años estaban más próximos. Una segunda teoría apunta a una supervivencia muy alta de esas larvas bien por el descenso de depredadores de larvas o de adultos. La tercera propuesta es que haya habido una alta supervivencia de larvas y adultos".