Teólogos gallegos aseguran que la postura de la cúpula de la Iglesia respecto a la legitimidad de impedir la fecundación en caso de violación se ajusta a la doctrina moral de la Iglesia. "No supone ningún cambio dentro de la moral de la Iglesia porque no estamos hablando del ámbito matrimonial, sino de una agresión atroz como es una violación, y por tanto, recurrir a la anticoncepción sería legítimo, siempre que no se trate de un aborto", explica Guillermo Juan Morado, director del Instituto Teológico San José de Vigo. En este sentido, el teólogo pone un ejemplo de un caso en el que, según la doctrina moral de la Iglesia, estaría legitimado recurrir a un método anticonceptivo: "Imaginemos una zona en conflicto donde se está violando a las mujeres como práctica de guerra. En prevención de posibles concepciones, podría tomarse la píldora anticonceptiva como legítima defensa". Para Morado, una píldora que evitase la fecundación, siempre que no fuese abortiva, estaría dentro de los principios de la moral católica, pero la del día después, asegura, no. "Uno de sus posibles efectos es el abortivo y aquí radica el problema", insiste.

En idénticos términos se expresa José Fernández Lago, director del Instituto Teológico Compostelano, para quien la píldora del día después es un método abortivo. "Después de la concepción, aunque sea como consecuencia de una situación indeseable, hay una vida pequeña, que cuando llega al final del proceso es una persona; nunca sale un ser distinto a un ser humano. Y acabar con esa vida pequeña es matar", argumenta Fernández, quien asegura que otra cosa distinta sería un método que previniese la fecundación. "Poner todos los medios para evitar la concepción en un caso tan grave como una violación es un aspecto que siempre han aceptado quienes se dedican al estudio de la moral, siempre que no suponga acabar con otra vida.", añade.

Para Javier Valdés Pons, ginecólogo y presidente de la Sociedad Gallega de Anticoncepción, que la Iglesia considera legítimo impedir la fecundación en caso de violación tampoco es nada nuevo, sino la constatación del "inmovilismo" de esta institución, a la que considera en la "retaguardia del Vaticano" y "alejada de la realidad".

El especialista aplaude la decisión de los obispos alemanes de permitir la dispensación en sus hospitales de la píldora del día después en caso de violación y aclara que este medicamento no es un método abortivo, sino un anticonceptivo de urgencia. "Lo que hace es inhibir la ovulación para evitar la posibilidad de que un espermatozoide pueda fecundar un óvulo, pero si esta se ha producido, es difícil parar el embarazo", explica el especialista, quien añade que la efectividad de este fármaco no es demasiado alto si en el momento de la violación la mujer se encuentra ovulando.

"La polémica con esta pastilla es una cuestión de conceptos. La iglesia considera que hay vida en el momento en que el espermatozoide fecunda al óvulo, mientras que la ciencia considera que hay embarazo cuando esa célula fecundada se implanta en el útero, porque muchos óvulos fecundados no salen adelante, no llegan a ser implantados y son expulsados", explica el especialista.