A veces, la tarea de la investigación histórica es establecer los límites documentales a las leyendas que la tradición propaga, aunque las leyendas, como reconoce el investigador Eduardo Pardo de Guevara, sean "la versión bonita de la realidad". En este caso, el investigado es un personaje del medioevo, el Mariscal Pedro Pardo de Cela, uno de los mitos del nacionalismo gallego. De hecho, fue encumbrado por Castelao en su "Alba de Gloria", que lo muestra desfilando "junto con sus compañeros de martirio injustamente decapitados, que sostienen con ambas manos sus propias cabezas, aún frescas, que manan sangre y piden justicia".

El hallazgo de su testamento -del que se sabía que se había otorgado poco antes de su ejecución y que está redactado en gallego- permite al Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento dibujar unos contornos más ajustados de su figura e incluso corregir datos hasta ahora dados por buenos, incluida la versión que la tradición ha propagado desde su muerte, a finales del siglo XV.

El descubrimiento, realizado por el director de la institución dependiente del Centro Superior de Investigaciones Científicas, Eduardo Pardo de Guevara, en la Real Chancillería de Valladolid en 2011, permite, en primer lugar, desmontar la fecha en la que fue ejecutado por orden de los Reyes Católicos. En lugar del 17 de diciembre de 1483, los libros que se editen a partir de ahora tendrán que hacer constar el 3 de octubre, matizando también que su ejecución -a "degüello", no por garrote vil-, que la leyenda sitúa en la plaza mayor de Mondoñedo, es el resultado de un proceso judicial que se inicia bastante antes y no la conclusión de acontecimientos más precipitados. De hecho, Pardo de Guevara señala que el asedio a la fortaleza de "A Frouxeira" -su castillo- se había producido "un año antes" y que el mariscal llevaba detenido "desde el verano".

Además, y después de que otras investigaciones, recordó Pardo de Guevara, confirmasen que nunca fue "hermanado" de la Revolución Irmandiña o que sus simpatías políticas no se inclinaron, en el duelo sucesorio por la corona, por Juana la Beltraneja, sino por la futura Isabel la Católica -que lo mandaría ajusticiar-, el documento da a entender que su relación con la Iglesia de Mondoñedo no era "difícil". "Solo con algunos clérigos", matizó el responsable del CSIC en Galicia, quien argumenta que en su mayor parte la última voluntad del Mariscal Pardo de Cela contiene "desembargos" -devoluciones, aclaró- de bienes a la Iglesia.

El investigador, que duda también de que la mujer del personaje, Isabel de Castro, fuese hija de los Condes de Lemos, tuvo que reconocer, no obstante, que el testamento sí confirma alguna parte de la leyenda, como el hecho de que, además de dos hijas, el mariscal tenía un hijo varón, bastardo, "de corta edad", que no llegó a adulto, y al que otorgaba un coto en herencia. La leyenda dice que el vástago fue ejecutado junto a su padre, pero ese punto no queda aclarado.

Lo que explicó ayer Pardo de Guevara es lo que la historia puede afirmar de un personaje que "atrae, fascina, seduce y mediatiza". Pero, donde esta no llega, la leyenda campa a sus anchas. Así, en el caso de Pardo de Cela, la tradición dice que sus enemigos retuvieron a su mujer para que no entregara un indulto de la corona que evitaría su muerte. Al lugar, muy visitado en Mondoñedo, se le conoce como "A Ponte do Pasatempo".