Joann Sfar es uno de los autores más imprescindibles de la más moderna historieta francesa, con un opus inabarcable de más de cien obras que abarcan tonos, estilos y géneros de lo más diversos. Del tebeo para niños a obras filosóficas; de la mirada cándida al amor infante, a tórridas pasiones sexuales: sus libros son cantos a la vida, al amor, introspectivas pero siempre bien humoradas miradas a lo trascendente (la religión, el sentido de la vida, la filosofía) que nunca caen en lo pedante, lo grotesco ni mucho menos en lo obvio.

Citando a la nota de prensa de la editorial Fulgencio Pimentel, "en 2011 Joann Sfar aceptó el reto de ejercer de comisario de la exposición organizada por la Cité de la Musique parisina en torno al cantautor Georges Brassens, un homenaje definitivo a quien fuera uno de los mayores exponentes de la chanson y la trova anarquista del siglo XX." No es la primera vez que la música es foco de atención del autor de "Pequeño Vampir", pues ha defendido en "Klemzer" la bohemia musical judía en la Rusia de inicios del siglo XX, y ha dirigido una película sobre la figura de Serge Gainsbourg. Y ahora le encargan abarcar, expositivamente, a otro icono galo, el autor de "La Mauvaise Réputation". Del resultado nace este libro exquisito, un regalo para vista y tacto que amalgama textos, acuarelas, retratos y por supuesto mucho cómic.

Inmersión

Lejos de todo acento ortodoxo, Sfar (que comparte muchas inquietudes artísticas y vitales con Brassens) se acerca al mito sin pretender una biografía sino una inmersión, desde su propio arte, en la mente y la figura del cantautor.

Así este libro ofrece un desvelo falso: que el compositor no ha muerto y vive en un hotel japonés, que Sfar es un cazurro incapaz de trabajar en el encargo de la Cité de la Musique, adicto a los videojuegos y pasando de todo lo demás, que este libro lo han creado sus hijas y no él. Y a partir de este punto delirante y desternillante (la manera de auto-lapidarse de Sfar es tan burra que a uno se le escapa la sonrisa leyéndolo) comienza una especie de regurgitar de ideas: cartas de Brassens, manifiestos, encuentros poéticos a la orilla del mar, sexo... reflexiones sobre el arte y la vida que firma un Brassens de tinta pero manan también del alma de Sfar.

Lectura adictiva

Es "Brassens, la libertad" un trabajo anárquico, un reto al lector, una obra recargada de ideas sin macerar, como quien esparce al viento hojas que caen solas. No es una lectura simple ni ortodoxa, pero sí viva, apasionante, delirante y adictiva. Terminas el libro (y menuda edición: una delicatessen de Editorial Fulgencio Pimentel) y sientes el vacío. Es normal, los lápices siempre frescos de Sfar se han vaciado a ojos del lector. Sus aguadas, los textos de plumas invitadas (Juan de Pablos, Patricia Godes, Vicente Fabuel y el francés Dildo de Congost se intercalan en el trabajo de Sfar), han mirado el profundo interior anarko de Brassens y hay en tanta ambición y sinceridad algo desarmante. Termina el arrebato y no puedes sino repetir su lectura.

Un regalo perfecto para estas fechas, solo superable si se acompaña, claro, con un disco del cantante.