Cuando era niño, Richard R. Schrock se montó su propio laboratorio de química en casa, en un viejo almacén. Después de realizar experimentos "simples", decidió profundizar en sus investigaciones, lo que conllevó que en una ocasión sus padres tuvieran que recurrir a los bomberos debido a su entusiasmo. Vocaciones como la suya no son igual de fáciles de encarrilar hoy en día, afirmó ayer el Nobel de Química de 2005 –junto a Yves Chauvin y Richard H. Grubbs–, porque, debido a los "peligros" de la química, ya no es posible para un niño montarse un laboratorio a través de pedidos por correo.

Tampoco la carrera de científico es igual a cuando empezó. De hecho, el segundo invitado del año al programa ConCiencia –organizado por la Universidade de Santiago y el Consorcio de Santiago– reconoció ayer que "cada vez hay más presión" sobre los investigadores para que obtengan resultados cuanto antes. No obstante, el científico insistió en que esta actitud no se corresponde con las necesidades de la ciencia. "Los descubrimientos científicos necesitan su marco temporal", explicó. "No es como pedir una pizza", argumentó en tono de broma, aunque concedió que "es verdad" que los "períodos de tiempo" para que se produzcan descubrimientos "se vuelven más cortos".

Además del tiempo, al Nobel estadounidense, que hoy pronunciará una conferencia en el Aula Magna de la facultad de Química, en Santiago, le preocupa también el dinero que se necesita para que la investigación se lleve a cabo, ahora que la crisis pasa factura a la inversión en I+D de los poderes públicos y de las empresas. Estos deben, afirmó, "ser conscientes de que invertir en ciencia es invertir en futuro". "Hay que tener fe porque la ciencia es el futuro, así que a largo plazo el futuro será mejor", alegó, y recordó cómo "todos" los objetos de la vida cotidiana, como las cámaras, no habrían sido posibles sin investigación básica. "Todo lo que vemos alrededor y lo que disfrutamos es fruto hasta cierto punto de la ciencia y todos quieren esa prosperidad", subrayó.

En todo caso, Schrock, que trabajó durante tres años para una multinacional química antes de desarrollar su faceta académica en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, reconoce que la investigación básica –en la que se basan muchas aplicaciones prácticas posteriores– depende en gran medida de la inversión pública. Por ejemplo, en Estados Unidos, "la Universidad se ha convertido en el laboratorio de descubrimientos básicos de la industria".

Richard R. Schrock, que se reunirá hoy con los investigadores del grupo de Química de la Universidade de Santiago, recibió el Nobel en 2005 por descubrir una reacción que facilita la creación de nuevos compuestos químicos sintéticos (fibras, perfumes, plásticos) de forma más barata, rápida y ecológica. Su investigación se aplica también a los fármacos, aunque reconoció que las multinacionales de esta industria, como cualquier compañía, persiguen ante todo el beneficio económico y que si fuese un millonario como "Bill Gates" podría producir medicamentos de forma altruista.