"Veo una imagen en el microscopio y soy la mujer más feliz del mundo; no necesito ver una aplicación inmediata en lo que investigo, ya que sé que su utilidad en el futuro es enorme. Si hoy hay ordenadores es porque antes hubo una investigación centrada en materiales", afirma Isabel Pastoriza Santos (Bueu, 1974), doctora en Química por la Universidad de Vigo, donde desarrolla su carrera científica en el departamento de Química Física. La investigadora gallega es una de las cinco científicas españolas que recibió ayer una de las bolsas de investigación L´Oréal-Unesco "Por las mujeres en la ciencia", por su investigación centrada en la fabricación de materiales nanoestructurados mediante el ensamblaje controlado de nanopartículas de oro y plata a través de la técnica denominada "química click".

–¿En qué consiste su estudio, centrado en el ensamblaje controlado de nanopartículas?

–Las nanopartículas metálicas de oro y plata tienen unas propiedades intrínsecas que amplían la señal Ramán de las moléculas. Si somos capaces de ensamblarlas de manera controlada tendrían propiedades distintas, muy interesantes.

–¿Qué aplicaciones podrían tener?

–Podrían utilizarse como plataformas de detección para la fabricación de nuevos sensores, biosensores, que permitan detectar moléculas presentes a muy baja concentración en ríos, en el aire e incluso en la sangre. Hay muchos grupos trabajando en el ensamblaje controlado y hay muchas estrategias. Lo nuevo de este estudio es la estrategia para ensamblarlas: la "química click", una estrategia que hasta ahora no se ha publicado.

–Estas bolsas de investigación se otorgan para visibilizar el papel de la mujer en la ciencia y acabar con la desigualdad de género en este campo. ¿Usted percibe discriminación?

–Particularmente, yo no he encontrado o no me he sentido discriminada por ser mujer en mi carrera científica, pero vas a los números y sí ves las diferencias. Es cierto que cuando vas a los congresos ves que el porcentaje de mujeres es muy bajo. El problema está cuando la mujer decide crear una familia y tiene que conciliar la vida laboral con la familiar y no tiene apoyo.

–Usted sin ir más lejos es madre de una niña de quince meses. ¿Cómo lleva lo de la conciliación?

–Es cierto, pero yo tengo una ventaja: mi pareja trabaja en el mismo grupo científico que yo y además, trabajo en la Universidad, lo que nos permite una mayor flexibilidad de horarios.

–¿La ciencia puede estar perdiendo muchos talentos por la imposibilidad de conciliar vida laboral y familiar?

–No sé si muchos, pero alguno, sin duda. Creo que la mujer le da mucha importancia a la vida familiar y si tiene que renunciar a algo renuncia siempre a mejorar su escala laboral.

–¿Nunca tuvo miedo de que su carrera pudiera condicionar otros aspectos de su vida?

–No porque la carrera científica es algo vocacional. Yo disfruto con lo que hago y espero disfrutar igual dentro de veinte años.

–Advierten de que los estudiantes están perdiendo la vocación investigadora. ¿Usted percibe esto?

–Es cierto que en los últimos dos años ha habido recortes y que cada vez resulta muy difícil conseguir una beca de postdoctorado y que hoy, cuando solicitas una plaza, hay entre 20 y 30 candidatos, y esto desanima.