¿Quién copia a quién en la inmensidad de la red? ¿Es posible conocer la fuente original de la que ha bebido el autor de un blog? Internet no siempre garantiza la fiabilidad de las informaciones, pero la tecnología avanza en busca de soluciones. El ingeniero de telecomunicaciones Manuel Gómez (Pontevedra, 1983) ha desarrollado un novedoso sistema de algoritmos capaz de rastrear el germen de la noticia y que, gracias a la universalidad de las matemáticas, también podría aplicarse al desarrollo de cualquier enfermedad para desvelar qué personas están infectando a otras.

Manuel, que realiza estas investigaciones como parte del doctorado en Ingeniería Eléctrica que cursa en la Universidad de Stanford (California), analiza además cómo deducir qué usuarios de una red serían los más adecuados para maximizar la influencia de un mensaje y conseguir el efecto viral que ansían muchas estrategias de marketing.

Pero su labor investigadora no se queda aquí. El ingeniero pontevedrés también colabora con un grupo del Instituto Max Planck de Biología Cibernética de Tübingen (Alemania) dirigido por el profesor Schölkopf, con el que estudia las conexiones cerebro-máquina para acelerar la rehabilitación de pacientes con hemiplejias tras haber sufrido un ictus.

"El procedimiento habitual consiste en que el fisioterapeuta ejercite una extremidad paralizada, por ejemplo, y al cabo de muchas sesiones, a veces, se llega a recuperar la movilidad. Pero nosotros vamos más allá y combinamos la terapia física con el refuerzo neuronal. Para ello, contamos con un robot que solo mueve el brazo del paciente cuando detecta que él está pensando en ello", explica.

Definir este paradigma en una persona sana es sencillo, pero resulta más complicado en alguien que, tras un ictus, puede tener algunas zonas cerebrales afectadas o inactivas. Tras haber realizado pruebas con algunos pacientes de un hospital de Tübingen, el reto ahora es conseguir sincronizar pensamiento humano y movimiento del robot: "Otros métodos existentes tenían una diferencia de unos cinco segundos, nosotros la redujimos a milésimas y ahora queremos hacerlo mucho más realista".

"La medicina requiere cada vez más ingeniería y se necesitan personas que pueden hacer de puente entre ambas disciplinas", añade Manuel sobre este campo de conocimiento con elevadísimas expectativas de futuro.

El joven pontevedrés retomará los frentes que mantiene abiertos en investigación tras el verano, pues hasta septiembre trabaja en la sede de central de LinkedIn, una red social enfocada hacia lo profesional que ya cuenta con más de cien millones de usuarios residentes en doscientos países. Su labor es la de "probar cosas nuevas" que la firma podría implementar si lo cree oportuno.

Manuel llegó a Stanford para cursar un máster tras obtener su título en la Carlos III de Madrid y trabajar durante un año en una compañía tecnológica irlandesa. "No tenía pensado hacer el doctorado al acabarlo, sino irme a una compañía a trabajar o crear la mía propia, pero me gusta", reconoce.

Prevé finalizar estos estudios en 2012 y no renuncia a su vocación de emprendedor. Sin duda, se encuentra en uno de los mejores lugares del mundo para hacerla realidad, en pleno Silicon Valley, pero todavía no ha decidido si permanecerá en Estados Unidos o buscará un nuevo destino.

Por ahora, gracias a su trabajo en Stanford ha viajado con frecuencia por California –"Ya he hecho dos veces la Road Trip entre San Francisco y San Diego"– y también se desplaza habitualmente a Alemania. "El Gobierno germano invierte muchísimo dinero en investigación y el presupuesto del Max Planck parece ilimitado. La diferencia del sistema estadounidense es que aquí hay muchas donaciones privadas. Mi edificio del campus lleva el nombre de los fundadores de HP y la escuela de Informática, el de Bill Gates. Esto no pasa en España", apunta.

Pero la balanza se decanta en otras ocasiones hacia nuestro país: "Por suerte, los españoles tenemos igualdad de oportunidades para hacer una carrera, pero en EEUU es mucho más fácil si perteneces a una familia rica. El haber ido a escuelas de un área desfavorecida siempre supondrá una barrera, aunque después puedas conseguir el acceso a la Universidad, pero resulta difícil".