Ricard Terré (San Boi de Llobregat, 1928-Vigo, 2009) fotografiaba solo aquello que le conmovía, que despertaba en él una emoción que prácticamente le obligaba a disparar la cámara para inmortalizar ese momento, esa mirada, ese detalle minúsculo en el empedrado. Nunca le interesó reflejar acontecimientos ni formas individuales, sino buscar el espíritu humano, su esencia. Y cuando creyó que se estaba alejando de esa búsqueda, perdió todo interés por la fotografía y echó la llave a su laboratorio, aunque según su hija Laura Terré, nunca dejó de ser fotógrafo.

"Siempre decía: Mira que foto más buena, aunque no llevara la cámara encima", recordó ayer Laura Terré, artífice de la exposición "Ricard Terré. Obras maestras", que se exhibirá en la sede de la Fundación Barrié en Vigo hasta el 30 de octubre, comisariada por Chema Conesa, licenciado en Filosofía y Letras, especialidad Historia del Arte por la Universidad Complutense, y en Ciencias de la Información, y que se completa con actividades paralelas y un catálogo que incluye textos del propio artista.

Fueron casi dos décadas de paréntesis voluntario, que el fotógrafo rompió en 1982, cuando se reencontró con sus negativos, durante años olvidados, para buscar unas imágenes para la exposición, "Fotógrafos catalanes de los años cincuenta" que se celebró ese mismo año en Barcelona, y volvió a sentir la pasión por la fotografía. Sin embargo, no se aprecia una ruptura entre una y otra etapas, aunque sí se volvió más exigente con su propio trabajo, según su hija, que colaboró con él durante años.

"Terré sabía qué quería fotografiar, tenía la foto en la cabeza antes de disparar y esto se ve en sus negativos. Sólo hay una foto, esa; la siguiente es ya otro momento", afirmó el comisario. Este es uno de los motivos por los que el legado de Terré esté constituido por poco más de 700 rollos de 35 mm. y otros 200 de 6x6, según su hija.

La muestra de Vigo ofrece una mirada sobre la mirada de Terré a través de 121 imágenes, en blanco y negro, que conforman un ensayo fotográfico de Galicia y de Vigo, y de su tierra natal, realizado desde el respeto y el cariño hacia la persona, uno de los rasgos que caracterizan su obra.