Presidente, ministro y violador
El exmandatario israelí Moshé Katsav se expone a cumplir hasta 16 años de cárcel tras ser hallado culpable de violar dos veces a una exfuncionaria
EFE
Un tribunal de distrito de Tel Aviv declaró ayer culpable de dos delitos de violación y acoso sexual al expresidente israelí Moshé Katsav (2000-2007) en un caso sin precedentes en la historia política del país y que expone al exmandatario a cumplir hasta 16 años de prisión.
"Es un día triste para Israel y sus habitantes", afirmó el primer ministro, Benjamín Netanyahu, quien, sin embargo, consideró que "el tribunal emitió hoy (por ayer) dos mensajes muy claros sobre la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y sobre el pleno derecho de las mujeres a su propio cuerpo".
Pendiente aún de la sentencia y de una más que probable apelación ante el Tribunal Supremo, el veredicto del tribunal de Tel Aviv –que formaban dos mujeres y un hombre–, pone fin por ahora a uno de los escándalos políticos más sonados de los últimos años.
Proceso lleno de controversia
Han sido cuatro años de investigaciones y un proceso judicial rodeados de una enorme controversia. Pero el fallo es claro y condena a Katsav por violar dos veces a una exfuncionaria del Ministerio de Turismo, cargo que ocupó entre 1996 y 1999, y por abusar y acosar sexualmente a dos funcionarias de la Presidencia, en la que estuvo desde 2000 a 2007.
Katsav es condenado, además, por otros delitos menores como abuso de poder, obstrucción a la justicia y acoso a testigos.
"La denunciante de violación (conocida como "A de Turismo") dijo la verdad, y según la ley ha quedado probado que no hubo consentimiento de su parte", escriben en su veredicto los jueces, que además acusan al ex jefe del Estado de "sembrar de mentiras" su testimonio.
El juez George Kara, presidente del tribunal que le juzgaba desde agosto de 2009 y que leyó el veredicto, arguyó que Katsav "fabricó pruebas en todo momento" para eludir las acusaciones. Aclaró que las pruebas hablan por sí mismas y demuestran que se "aprovechó de su autoridad y de la fuerza física" para violar a la funcionaria.
Según el acta de acusación, el exjefe del Estado, casado y padre de cinco hijos, violó a la funcionaria en un hotel y en la oficina en el segundo semestre de 1998.
De 65 años y nacido en Irán, Katsav dimitió el 29 de junio de 2007 tras fortísimas presiones políticas que habían comenzado un año antes al denunciar él mismo al Fiscal General del Estado que estaba siendo extorsionado por una exfuncionaria de la Presidencia, conocida por la inicial "A" y cuyo caso no estaba incluido en el actual proceso por falta de pruebas.
Con ello destapó lo que se convertiría para él en una pesadilla, con denuncias de al menos otras nueve mujeres por distintos delitos sexuales y el fracasado intento del Parlamento, por primera vez en la historia política israelí, de apartar del cargo a un jefe del Estado.
Un día antes de presentar su dimisión, sus abogados llegaron a un acuerdo fuera de tribunales con la Fiscalía por el que se debía haber declarado culpable de varios delitos de acoso pero no de violación, lo que le hubiera eximido de prisión.
No obstante, al llegar a los tribunales para pedir al Tribunal que refrendase el acuerdo se retractó en el último momento y, sin bajarse del automóvil, abandonó el lugar frente a las cámaras de televisión.
En marzo de 2009 la Fiscalía lo procesó formalmente con los dos delitos de violación en el acta de acusación, que, según todos los comentaristas, acabarán enviándolo a la cárcel durante más de 10 años cuando el tribunal dicte sentencie.
La justicia israelí establece hasta 16 años de prisión para los casos de violación, y no hay ningún juez que hasta ahora se haya abstenido de enviar a prisión a un violador. El veredicto del tribunal insiste en que "el acusado cometió un error al creer que el Estado no podría probar" las denuncias contra él y que gracias a su cargo podría eludir la justicia.
Hoy, decenas de mujeres se manifestaron con pancartas frente a los tribunales para alentar a otras víctimas a denunciar los delitos de acoso sexual, y sentar con el caso del expresidente un precedente claro en las normas nacionales de conducta.
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- Querido Piñeiro