El hospital Povisa estrena una operación con bótox para frenar la incontinencia urinaria

Los tres primeros casos serán operados en enero de 2011

elena ocampo - Vigo

Adiós a las compresas para las pérdidas de orina. Al menos, para un grupo de pacientes que habían perdido la esperanza al fallar los tratamientos con pastillas. El uso del bótox, que generalmente se relaciona solo con la cirugía estética, abre una nueva puerta en el tratamiento de la incontinencia urinaria. Una nueva técnica, cuanto menos curiosa, supone "un gran avance en el campo de Urología" : el bótox para paralizar contracciones involuntarias de la vejiga.

Tres pacientes se beneficiarán de esta técnica pionera dentro de unos días en el hospital Povisa de Vigo. Está previsto que la operación se estrene en enero. Sanidade ha autorizado la aplicación –según confirma el centro sanitario– por primera vez en el sur gallego. Y a partir de entonces, el tratamiento se incluirá en los servicios del centro. Es válido para un 15% de los pacientes con incontinencia, que no responden bien a la primera línea de tratamiento.

El problema de la incontinencia afecta a seis de cada diez mayores de 60 años, mujeres y hombres. Solo en Vigo, existen miles de personas afectadas y solo en Povisa se realizaron 250 estudios urodinámicos al año para diagnosticar el tipo de pérdida. En Galicia, el gasto en absorbentes para la incontinencia se cifra en 25 millones de euros al año.

La operación es sencilla, mínimamente invasiva y se resuelve en menos de una hora: la inyección de la toxina botulínica va directamente a la vejiga y a través de la uretra. Al poco tiempo de su administración, evita las contracciones del músculo que acarrean la urgencia por orinar y a veces, las pérdidas. Además, las intervenciones no requieren de ingreso hospitalario y la anestesia aplicada es local. Uno de los problemas es que el efecto no es permanente, dura el tiempo de efecto de la sustancia y que se estima entre seis y nueve meses.

Uno de los médicos responsables, Carlos Müller, evalúa la noticia: "Los beneficios de esta técnica son excelentes, incluso a largo plazo. Cuenta con elevada eficacia, asegura y bien tolerada, con pocos efectos secundarios". En los hospitales se hace un diagnóstico para saber qué tipo de incontinencia sufre el paciente (de esfuerzo, o de urgencia) y adaptar un tratamiento. "No todas las pérdidas de orina son iguales", explica.

Sin embargo y según los expertos, pocos se atreven a consultarlo, creyendo que es algo "normal" y asumiéndolo como que forma parte del envejecimiento, por vergüenza o desconocimiento.

Servicios como Traumatología o Reumatología ya usan bótox para distintas aplicaciones, pero hasta ahora nunca se había empleado para la incontinencia urinaria. La importancia radica en que esta patología, es muy frecuente en la población española –la padecen en mayor medida las mujeres, una de cada diez en edad de trabajar y la mitad de las ancianas–.

El bótox relaja la pared del músculo de la vejiga. Cuando la incontinencia se debe a la hiperactividad de ese músculo, el bótox es la solución más adecuada, ya que logra que se contraiga menos. Las dosis que se usan son superiores a las de la cirugía plástica, pero igualmente inocuas.

"Hay que considerarlo como un gran avance en el campo de Urología en cuanto a que es una técnica mínimamente invasiva que ayuda a pacientes en el control de su enfermedad, sin requerir procedimientos muchos más agresivos, como los utilizados anteriormente", asegura Müller. Los factores que predisponen a sufrirla son la menopausia, los partos, el sobrepeso y la genética.

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