Sosa Wagner: "La democracia española está escoltada por dos partidos políticos"

El europarlamentario de UPyD criticó "el egoísmo de las dos formaciones mayoritarias, que se niegan a reformar la ley electoral", y abogó por "más Europa" contra la crisis

Sosa Wagner (izda.) y su presentador, el catedrático de Derecho Administrativo Pablo Menéndez. // J. Lores

Sosa Wagner (izda.) y su presentador, el catedrático de Derecho Administrativo Pablo Menéndez. // J. Lores

rafa López- Vigo

Francisco Sosa Wagner, europarlamentario de Unión Progreso y Democracia (UPyD), denunció ayer en el Club FARO que "la democracia española está escoltada por dos partidos políticos", y lamentó el "egoísmo" de esas dos principales formaciones por negarse a reformar la ley electoral. Realizó estas afirmaciones durante el coloquio posterior a su conferencia, en la que defendió la labor de las instituciones europeas. "Los defectos de Europa se corrigen con más Europa", apuntó. "Si la crisis nos hubiera pillado fuera del euro estaríamos más desamparados".

El europarlamentario y catedrático de Derecho Administrativo en León fue presentado por Pablo Menéndez, quien ocupa esa misma cátedra en la Universidad de Vigo. Menéndez resumió la amplia trayectoria del conferenciante, que fue miembro de la comisión que diseñó el sistema autonómico español, secretario general de la Universidad de Oviedo y profesor de Rodríguez Zapatero. Además, es autor de varios libros técnicos y literarios y colabora en "El Mundo" y La Nueva España, periódico del mismo grupo de Faro de Vigo, en Oviedo. Por todo ello Menéndez le calificó de "grandísimo humanista".

Sosa Wagner (Alhucemas, Marruecos Español, 1946) explicó que un partido nacional pequeño como UPyD necesita unos 300.000 votos para conseguir un diputado en el Congreso, mientras que a los pequeños partidos nacionalistas les cuesta solo 60.000 sufragios, lo mismo que a las dos grandes formaciones nacionales. Aseguró que el Consejo de Estado, consultado sobre esta desigualdad, emitió un dictamen en el que instaba la creación de una subcomisión que se encargase de la correspondiente reforma, pero que los dos grandes partidos habían bloqueado la iniciativa.

Abogó por un sistema electoral que permitiese la incorporación de nuevas formaciones políticas, como ha ocurrido en Alemania, con la irrupción de liberales, verdes y ex comunistas. "No hay un sistema electoral completamente justo –matizó–, pero es conveniente que lo que vaya creciendo en la sociedad tenga una traducción razonable en las instituciones públicas".

Sobre su caso particular puso por delante que ni era afiliado de UPyD ni conocía personalmente a Rosa Díez cuando ésta le pidió encabezar las listas europeas de dicho partido. "Rosa Díez me propuso tras haber leído mis libros y artículos, pensó que yo era adecuado para encabezar las listas europeas", recordó.

Una de las ideas que le conectó a la líder de UPyD fue su oposición común al nacionalismo, una ideología que –subrayó– "se define no tanto por el amor a un pueblo, sino por el odio al vecino, o por desentenderse de él". En este sentido se refirió a la última acción de "rescate" de la Unión Europea respecto a Irlanda: "No nos hemos desentendido de los irlandeses. No desentenderse de la suerte de los demás está en la raíz del pensamiento progresista y europeo". En esa misma línea citó una frase del presidente de la República Francesa François Miterrand (1981-1995), en su testamento político ante los diputados europeos: "Los nacionalismos son el cáncer de Europa".

Un antiguo sueño

Quien también ha sido ganador de los premios Delibes y Café Bretón de literatura subrayó que la unidad de Europa es una antigua aspiración que ya vislumbró Víctor Hugo en 1830, cuando el insigne escritor francés soñó con "una Europa en la que se sustituyeran las balas por los votos".

Esa idea fue la que recogieron en el siglo XX dos franceses, los padres de la nueva Europa: Jean Monnet, un empresario del coñac sin formación académica, y Robert Schumman, un alsaciano de Estrasburgo que mediante la Comunidad del Carbón y del Acero creó los cimientos de la actual UE. "El gran mérito de esta alianza de naciones y estados es haber desterrado la guerra en las fronteras europeas", destacó Sosa Wagner.

Preguntado sobre la colisión de derechos e intereses económicos dentro de Europa, defendió como una de las señas de identidad europeas la defensa de los derechos humanos y libertades, recientemente ante países como Rusia, Cuba e Irán.

"Decir que las políticas de Bruselas no nos afectan es una falacia"

"Nada hay más alejado de la realidad que pensar que las políticas de Bruselas no afectan a los ciudadanos. Es una falacia absoluta que hay que desterrar". Así de contundente se mostró Francisco Sosa Wagner respecto a la idea, muy extendida, de que en el Parlamento Europeo se dedican a debatir asuntos de alta política que nada tienen que ver con la vida cotidiana de los europeos, o a "discutir sobre el sexo de los ángeles". Buena parte de su alocución la dedicó a desterrar ese mito con multitud de ejemplos.

Citó los fondos europeos, que han permitido la renovación de carreteras y vías ferroviarias, y el llamado "fondo de movilización", que inyecta dinero en zonas en apuros. Todo ello lo atribuyó a la solidaridad europea, gracias a la cual los países más ricos han entregado su dinero a los más pobres. "Alemania es el país que más dinero ha dado –recordó–. Se trata de solidaridad y también de egoísmo, porque cuanto más ricos seamos, más coches y bienes de equipo les compraremos".

Habló también de la Política Agraria Común (PAC), que cuenta –reconoció– "con muchos detractores, pero también con muchos aciertos", y que acapara la mitad del trabajo y del presupuesto de las instituciones europeas. "La PAC ha traído consigo una política de fijación de poblaciones, un arraigo de las personas que viven en el medio rural", afirmó.

Erasmus

Ya en un plano más prosaico, se refirió a las bondades del programa Erasmus, que permite a muchos estudiantes universitarios estudiar en el extranjero; a la comodidad de poder viajar solo con el DNI en el "Espacio Schengen"; a la conveniencia de la moneda única, a la protección del consumidor y al bajo precio del transporte aéreo, fruto de su liberalización.

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