James Parkinson describió en los inicios de la Revolución Industrial los primeros casos en Europa de la enfermedad a la que da nombre, pero no ha sido hasta dos siglos después cuando se ha podido demostrar la influencia de la contaminación en su desarrollo. Francisco Pan-Montojo (A Coruña, 1978) acaba de revolucionar a la comunidad científica internacional tras demostrar que pesticidas como la rotenona afectan al sistema nervioso intestinal y esta alteración acaba por alcanzar el cerebro y generar la dolencia neurodegenerativa.

La investigación, realizada gracias a una beca de la Barrié y publicada por la revista científica Plos One, ha tenido repercusión en medios de comunicación de toda Europa, y ya han surgido colaboraciones con expertos de Francia o Cataluña. Paco, como prefiere que le llamen, continúa con sus experimentos en el seno del pequeño grupo que ha creado en la Universidad Técnica de Dresde (Alemania) a la vez que realiza un postdoctorado en el Centro de Biología Celular, Molecular y Genética del prestigioso Instituto Max Planck.

Sus logros podrían convertirse en un horizonte no muy lejano en nuevos medicamentos para una patología que en España afecta a 150.000 personas –un 20% de ellos, menores de 50 años– y que, según los expertos, se duplicará en 2025 y se triplicará en 2050.

Paco confía en que su descubrimiento también acabe dando lugar a una vacuna, pero es menos optimista con el veto a los pesticidas. "Por ahora no existe una alternativa que permita mantener una producción competitiva y dar de comer a precios razonables, pero espero que a largo plazo se acaben prohibiendo".

En su opinión, la relación entre el aumento de la incidencia del cáncer y la contaminación está clara. "Algunos dicen que se debe a que antes no había medios para diagnosticar todos los casos, pero en los últimos años se ha seguido viendo ese incremento", apunta. Todos tenemos una base genética que nos permite afrontar la agresión externa "de forma más o menos eficiente", señala, pero cuando la amenaza externa es constante se puede alcanzar el límite.

Por eso, le sorprende que no se preste atención a las condiciones de la Tierra para tragar CO2. "La gente se preocupa sólo por reducir las emisiones, pero la capacidad de absorción del plancton o los árboles está disminuyendo debido a la contaminación y esto es muy grave porque afecta, entre otras cosas, a nuestra capacidad reproductiva", advierte.

El investigador defiende que hallazgos como el suyo deberían ser utilizados no solo para desarrollar tratamientos, sino para eliminar sus causas. "Si no hubiera tantos agentes externos no habría que tratarlos, a igual que si se comiera más sano no se producirían tantos infartos. Con lo que se ahorraría en medicamentos se podría reforzar el sistema para que los médicos no tuviesen solo diez minutos para cada paciente. Pero los políticos son cobardes", critica.

Paco conoce bien la situación del sistema sanitario español y el empeño "quijotesco" de quienes quieren investigar ya que empezó la especialidad en el Hospital Clínico de Madrid. Aunque enseguida se marchó a Dresde para hacer un doctorado en Medicina y otro de Neurobiología en el Max Planck.

Las mudanzas han sido una constante en la vida de este inquieto investigador y amante de la cetrería –Piojo, su último halcón le acompañó a Dresde antes de "regresar" a la naturaleza–, pues ya desde crío residió en distintos puntos de España debido a la profesión de su padre. Pero siempre volvía a Galicia por vacaciones: "Me pasaba el día entero en la playa con un bocata de tortilla".

A finales de octubre, regresará a la ciudad herculina para pronunciar una conferencia. Si le tiran de la lengua amenaza con dar su opinión sobre el tijeretazo en I+D: " Sigo las noticias y me da mucha rabia, porque España no tendrá nada que ofrecer para salir de la crisis. En Alemania la traslación del laboratorio a la empresa es brutal".

En Dresde tiene previsto permanecer hasta que concluya su investigación. Le gusta su ritmo "tranquilo", aunque las gélidas temperaturas invernales le impidan utilizar la moto con la que llegó a a la ciudad hace cinco años desde Madrid.