"Esta película ha sido como un gran estriptis emocional. Uno se va relajando y va soltando todo ante la cámara", ante un objetivo que fagocita e inmortaliza. La reflexión sobre la muerte y la vida la ofreció ayer el actor y cantante Javier Gurruchaga en Vigo como si fuese un titular extenso para una película que ha reunido varias peculiaridades, aún sin quererlo, "Las imágenes perdidas. La otra mirada", del director Juan Pinzás y la productora Pilar Sueiro, ambos vigueses.

Una de las peculiaridades es que esta película-documental (estrenada ayer en la ciudad olívica y que esta semana podrá verse también en Lugo, Ferrol, Santiago, Zamora y Madrid para después proyectarse en Barcelona, Valencia y Ponferrada) muestra las últimas imágenes que el actor y director de terror Paul Naschy –conocido por su papel de hombre lobo– grabó en vida ya que un mes después de finalizar el rodaje falleció a causa de un cáncer.

Pinzás y Gurruchaga lo explicaron así resaltando que la aparición de Naschy en el film supone "un canto a la resistencia, al esfuerzo de hacer cine", en un pulso contra la muerte que obligaba al actor a cubrirse la cara de maquillaje para ocultar la oscuridad que el cáncer había extendido por su cuerpo. "En el film, recuerda la ´maldición del hombre lobo´", decía ayer Pinzás parafraseando a Naschy quien añade en el documental que "todos los que lo interpretaron se murieron de cáncer".

Este actor, sin embargo, no es el único que ha dejado su huella emocional en "Las imágenes perdidas". "Javier –explicaba ayer el director vigués– me sorprendió en una secuencia hablando de su padre que había fallecido recientemente o de cómo su madre se había casado de negro".

El film ha plasmado el propio desarrollo emocional de los personajes a medida que avanzaba el rodaje, sin que un guión ahorcase la historia, sólo con la referencia de una sinopsis, una idea general que lleva a Pinzás de Madrid a Vigo a reencontrarse con unas imágenes que dan sentido a su vida y a su cine.

"Esta película –recalcaba ayer en la ciudad olívica el director– es un homenaje a Vigo. Es un film personal que no llega a ser un documental convencional, sino que supone un viaje introspectivo (...) Se trata de una película sosegada, para escuchar y ver relajadamente que es muy difícil de etiquetar", pudiéndole colgar únicamente el adjetivo de "experimental".

Añadía también Pinzás –el niño que soñaba de pequeño con dedicarse al cine imaginando en O Berbés los barcos piratas– que quizás "Las imágenes perdidas" inicie una nueva etapa en su filmografía. Lo que sí ha quedado claro es que aún dejando atrás el cine Dogma, no le ha cerrado completamente la puerta al volver apostar por la libertad del guión, la cámara en mano y la iluminación natural.

Para que los lectores de FARO disfruten de este film, el diario decano entregará, hasta el 30 de septiembre, un cupón-invitación para verla en Cines Gran Vía.