Fue mucho menos letal de lo que se esperaba y sobraron millones de vacunas que las administraciones sanitarias de todo el mundo compraron, a siete euros la dosis, para prevenirla. La Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió ayer poner punto y final a la pandemia de la gripe A, tras quince meses de alerta por el virus A (H1N1); una alarma "sobredimensionada", según las conclusiones de colectivos médicos.

La propia directora general de la OMS, Margaret Chan, reconoció que, finalmente, el virus no se llevó tantas víctimas mortales como se esperaba, una cuestión que atribuyó al azar. "Ha sido pura cuestión de suerte: el virus no mutó durante la pandemia a una forma más letal. La vacuna tuvo una buena correspondencia con los virus circulantes y su perfil de seguridad fue excelente", manifestó ayer Chan. Tras más de un año de campañas de vacunación para grupos de alto riesgo y consejos para huir de la pandemia que llenaron de mascarillas los aeropuertos, obligaron a lavarse las manos obsesivamente y a evitar los besos, la incidencia de la pandemia resultó ser muy inferior a las alarmantes estadísticas iniciales.

Según la OMS, se han registrado 19.000 víctimas mortales en el mundo. En el caso de España, según el Ministerio de Sanidad y Política Social, 300 fallecidos, muy lejos de las 8.000 muertos que provoca al año, de media, la gripe estacional. El impacto ha sido mínimo: de los 13,5 millones de dosis de vacunas preparadas en territorio español, sólo se han utilizado tres millones y el departamento que dirige Trinidad Jiménez debate ahora qué hacer con los 10 millones restantes, con fecha de caducidad.

En Galicia, un informe del Ministerio de Sanidad emitido el año pasado preveía 480 muertos por gripe A para la época otoñal de 2009. La Consellería de Sanidade confirmó un fallecimiento en agosto de 2009 en el Complexo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi), un joven de 33 años que padecía otras patologías. Hubo ingresos de pacientes que contrajeron el virus, en su mayoría jóvenes de entre 4 y 19 años. De todos modos, casos puntuales que no llegaron a colapsar los hospitales de la comunidad, uno de los riesgos que se planteaba al principio, según explican fuentes de colectivos médicos gallegos.

Hace más de un mes que los informes de la Consellería de Sanidade no detectan ningún positivo en los análisis del virus A(H1N1). Desde que en noviembre de 2009 se detectara el porcentaje más alto de contagios por este virus, con un 53%, la presencia de la Gripe A cayó en picado. Desde enero de 2010, la pandemia perdió fuerza y la afluencia de pacientes para vacunarse se convirtió en testimonial.

Galicia se hizo con 630.000 vacunas pero, gran parte de las dosis, sobraron, aunque la Consellería de Sanidade evita concretar cuántas se deshecharon. Lo que sí especificó el pasado mes de abril la conselleira Pilar Farjas fue el porcentaje de población que se vacunó por gripe A, un 17,9% (próximo al 18% de la media nacional), frente a un 63,2% de gallegos que se vacunaron por la gripe estacional, la habitual de todos los años. Antes de que la OMS decidiese poner fin a la pandemia, la Consellería de Sanidade cerró en abril la campaña de vacunación y ordenó a los centros sanitarios devolver las vacunas que quedaban antes del tres de mayo, "sin necesidad de mantenerse en la red de frío", un requisito clave para no perderse y negociar su reutilización.