Las pistas eran contadas. “Uns dicían que estaba nun sitio, outros aseguraban que se atopaban noutro lugar. Ata que me dixeron que estaba debaixo dunha figueira en San Xián. Cando fun alí hai tres anos, a árbore xa secara”. Marina Iglesias, nieta de Joaquín de la Iglesia, asesinado en 1937 por la Guardia Civil, recuerda los pasos que le llevaron a localizar a su abuelo: “Pregunteille á xente maior e dixéronme que estaba aquí, xunto á capela”.

Marina Iglesias se confiesa “contenta” por las excavaciones que el Instituto de Estudos Miñoranos realizó de la fosa donde muy posiblemente se encontraba su abuelo Joaquín. “Miro unha luz ao final do túnel; tiña moitas ganas de sacalo de aquí para que descanse en paz”, lamenta.

Llevar los restos de su abuelo al panteón familiar de San Pedro en Nigrán, a unos 35 kilómetros de donde estuvo enterrado 72 años, sin embargo, va a dilatarse unos meses. Los arqueólogos finalizaron ayer la exhumación de los huesos de cinco represaliados en San Xián que envolvían cuidadosamente con papel para colocarlos en cajas de cartón mientras uno de ellos tamizaba la tierra en busca de restos diminutos que pudieran pasar desapercibidos en un primer momento. La próxima semana, los entregarán al médico forense del Instituto Anatómico Forense Fernando Serrulla que ayer acudió a San Xián para tomar fotografías de la excavación así como muestras de la tierra.

El mismo día que regrese a la zona tomará muestras de ADN de los familiares a los que también interrogará para conocer detalles de sus antepasados que le ayuden en la identificación. Hasta que los huesos hablen, aún tendrán que transcurrir entre cinco o seis meses.

En un primer momento, deberán ser sometidos a un proceso de secado natural y lento durante más de un mes. El segundo paso, será limpiarlos para, otra vez, secar dos meses. Será, entonces, cuando estén listos para recordar si hubo maltrato, deformación, golpes... Posteriormente, se procederá al proceso de identificación, de comparación de ADN. Habiendo acabado esta fase y con los datos asegurados, se entregarán los cuerpos a sus correspondientes familias, el fin último de este largo proceso.

“Levamos tanto tempo agardando. Antes, non se podía quitar un corpo, era imposible, non che daban a autorización”, recuerda Marina Iglesias.

Antonio Araúxo, nieto del también represaliado Abilio Araúxo, recuerda que el Ano da Memoria Histórica de la Consellería de Cultura en 2007 fue la “clave. Por fin, miramos como unha administración prestaba atención. A xente tomou conciencia de que é unha débeda da democracia con esta xente. Colabore ou non o próximo goberno, con axuda ou sen axuda, este proceso é imparable”. El próximo sábado, Baiona aguarda su turno.

Nueve historias esperan final en Baiona

Tras acabar ayer la exhumación en San Xián, donde en un principio se buscaban dos cuerpos y finalmente se localizaron cinco, el Centro de Estudos Miñoranos, dirigido por Carlos Méixome, procederá el próximo sábado a la apertura de una nueva fosa común en Baiona.

Se trata de la conocida como la “fosa dos nove”, en recuerdo a nueve vecinos de Valmiñor -cinco de Panxón y cuatro de Baiona- que fueron asesinados a la salida de la villa real.

En el lugar donde se encuentran los cadáveres, un tronco de bronce recuerda su historia, a la entrada del cementerio municipal, que los familiares luchan por aclarar.

Adiós al “estigma”

Para los descendientes de estos nueve vecinos así como para los familiares de los cinco localizados en San Xián, recuperar los cuerpos supone acabar con el “estigma” sufrido durante años. Para Antonio Araúxo, nieto de un asesinado, el sufrimiento “non foi algo que rematou co feito traumático do paseo e da morte. A barbarie fixérona tan ben feita que ás propias vítimas inoculáronlles medo e terror de por vida, facéndolles sentir culpables, estendendo unha xustificación deses feitos, dicindo que o que pasara non tiña que ver co réxime franquista senón que fora motivado por rencillas entre veciños. Quen mataba sabía moi ben porque. Asasinaban á xente máis comprometida e onde podían sementar máis terror”.

La otra cara del proceso: el arqueólogo

Un total de siete arqueólogos han trabajado de nueve de la mañana a nueve de la noche en los últimos días junto a la capilla de San Xián localizando y recuperando los cuerpos de cinco represaliados del franquismo.

Ellos, trabajadores del Instituto de Estudos Miñoranos, conforman la otra cara de un proceso histórico. “Somos arqueólogos e, para nós, esta é unha excavación máis pero tamén ten un significado. Pensas nos datos que che deu antes as familias, que se un tiña dous dentes de ouro, que se outro tiña o cuarto dedo do pé esquerdo máis pequeno... Ves chorar aquí aos familiares e claro... isto impón pero tamén é historia”, explica Xosé Lois Vilar.