"Me siento orgullosa de mi integridad, de mi compromiso con la música", explica, en una entrevista telefónica con EFE, Marisa Monte, que desde principios del año pasado se ha alejado de los escenarios y estudios de grabación, ha tenido a su segundo hijo, que ahora tiene cuatro meses, y ha compuesto "muchas canciones nuevas" que aún no sabe cuando tomarán forma de disco.

"Es un buen momento para ver qué pasa", dice esta cantante que en este tiempo -"un descanso que me merezco", asegura- también ha editado este documental, para el que ha tenido que seleccionar imágenes de entre las 500 horas grabadas en el 2006 y el 2007, durante los dos años de gira con sus dos últimos discos, "Infinito Particular" y "Universo ao meu Redor", dos álbumes que lanzó simultáneamente.

"Quería enseñar el trabajo que hay detrás de mi música, no sólo el resultado, que es un disco o un escenario, sino todo el proceso que hay que hacer para llegar ahí. Mostrar cuanto trabajo tengo que hacer para hacer un poquito de música, porque vivimos en un mundo con unos valores muy raros y hay gente que cree que, porque soy famosa, me la paso tumbada en agua caliente y bebiendo champán, jugando, y no es así".

Además de mostrar imágenes curiosas, como el cansancio de atender a la prensa durante la promoción de su disco o el de recorrer en 18 meses 50 países de los cinco continentes para hacer 140 conciertos, o cómo se relaja con sus músicos antes de los conciertos o haciendo punto en su habitación después de las actuaciones, Marisa Monte hace en el documental un balance de sus veinte años de carrera.

"Tuve la suerte de nacer y tener oportunidades en un país del tercer mundo. Conseguí unir trabajo y vocación. Eso le da sentido a la vida. Siendo un músico, un médico o un conductor de camión", explica en el documental la cantante, que también confiesa que igual que a otras mujeres les gustar comprar zapatos o bolsos, a ella le encanta gastarse el dinero en "hacer conciertos bonitos".

Dice, en su entrevista con EFE, que lo que menos le gusta de su profesión es viajar tanto: "se me hace duro, pero tengo que hacerlo, estar lejos de mi familia, de mi casa y, a cambio estar en aerupuertos, hoteles. Al mismo tiempo he aprendido a sentirme presente donde está mi cuerpo", explica, mientras subraya que lo que más le gusta es "hacer música y compartirla con la gente".

Marisa Monte también reflexiona sobre la actual crisis de la industria musical: "Me afecta exactamente en la misma proporción que a los demás", explica para subrayar que en Brasil, donde a las descargas ilegales de música en Internet se une un mercado "gigantesco" de vendedores de copias piratas, la venta de discos ha descendido en un setenta por ciento en los últimos diez años.

"También con Internet mi música puede ir a sitios a los que no llegaban los discos. Es una herramienta maravillosa de distribución.

Pero nadie sabe qué va a pasar con la música grabada, si no se puede vender no se puede mantener la calidad de la producción. Algo va a cambiar, es una revolución que, de momento, no afecta a los conciertos", destaca la cantante.

Ella cree que todavía está "modelando" su carrera, en un desafío "por encontrar mi camino, siendo creativa en la música y en la forma de desarrollarla" y de distribuirla por todo el mundo con los músicos que la acompañan, en el caso de la última gira, diez.

Durante los dos años de la gira estos músicos "van a convivir más entre sí que con sus propias familias. Es como elegir la tripulación de las antiguas carabelas", apunta esta artista que ha escrito ella misma el guión de este documental que califica de "honesto" porque "es un acercamiento muy personal al universo de mi trabajo".