Las tunas participan en un festival internacional para mostrar sus habilidades tanto en el escenario como en las calles del viejo San Juan, transformadas durante la noche por el sabor musical y estilo de vida de los tunos.

En el festival compiten las tunas de la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia; de la Universitaria de la Ciudad de México; la Estudantina Académica do ISEL de Portugal; y las españolas de la de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Granada y la de Distrito de la Universidad de La Laguna de las Islas Canarias.

También en el festival participan trece tunas puertorriqueñas.

Las tunas invitadas al festival compiten en cinco categorías: Mejor serenata, Mejor pandereta, Premio de interacción con el público, Mejor musicalidad y Fantasía de la bandera.

Inalterables al paso del tiempo, los tunos destacaron que el espíritu romántico que une la música y la universidad sigue atrayendo a los estudiantes.

En las calles de San Juan, el tuno colombiano Yair "Cometín" Ardila, explicó a Efe que el festival es "acogedor, agradable y grandioso" y que la unión de culturas entre las tunas les ha llegado al corazón.

Mencionó que en la tuna colombiana hay, además de estudiantes, algunos profesionales como abogados, médicos e ingenieros que se resisten a dejar la capa y la guitarra.

El compañero de Ardila, Jairo "El enano" Suárez, quien fundó la tuna colombiana hace 40 años, dijo que aún permanece activo en la agrupación, porque su vida "es la música".

Por su parte, el director de la Tuna de Juglares de Puerto Rico, Héctor Badillo, indicó que ser tuno "es un complemento de lo mejor que hay en la vida" por la unión musical y la amistad entre los compañeros.

Badillo indicó que entre los criterios utilizados para evaluar las tunas en la serenata estuvieron la armonía, el matiz, el acoplamiento, la potencia de las voces y la dinámica de los tunos mirando al balcón hacia las mujeres.

El tuno mencionó que las tunas puertorriqueñas "son un reflejo de la calidad de las agrupaciones que hay en el mundo" por sus interpretaciones originales.

La Tuna de Juglares fue fundada en 1988 por estudiantes de la Universidad de Puerto Rico (UPR) y de la Universidad Interamericana de Puerto Rico (UIPR).

Las primeras referencias escritas a las tunas se remontan a la España del siglo XIII por un poema anónimo galaico portugués titulado "Razón de amor y de nuestros del pan y el vino".

Los tunos llevaban sus serenatas a las casas de sus novias como un regalo. Las jóvenes salían a ver a su enamorado por una ventana y les obsequiaban con cintas de diferentes colores, que tenían diversos significados y que los tunos se pegaban a su capa negra.

La capa negra representa lo que es la sobriedad de la academia y las reglas, y el carácter nocturno del tuno.

En sus capas, los tunos también llevaban pegadas cucharas, pues en los lugares que se presentaban, les ofrecían sopas.

Actualmente, las cucharas son un regalo que le hace el padrino a un novato o pardillo, a quien se le enseña a vivir "la vida de la tuna y el mester de tunería".

Entre los instrumentos que usan las tunas están las guitarras, mandolinas, laudes, bandurrias, bajos, violines y violas.

Tunas de otros países utilizan instrumentos propios como en Puerto Rico con el cuatro puertorriqueño, de ocho cuerdas.

En Colombia, por su parte, usan el tiple, de cuatro cuerdas y con un sonido más agudo que la guitarra, y la bandola, parecida a la bandurria, pero más grande, con más cuerdas y un sonido más fuerte.

Para considerarse una tuna, los integrantes tienen que ser estudiantes universitarios.

El fundador de la Tuna Bardos de la UPR, Miguel "Canario" Marrero, explicó que las tunas son un estilo de vida, donde se aprende la hermandad y por ser una tradición centenaria se refuerza la amistad y se defienden con orgullo a las universidades.