Textos inéditos revelan que el "Schlinder" vigués salvó a judíos también desde su exilio

Retrato de 1942 del médico vigués Eduardo Alonso Martínez.

Retrato de 1942 del médico vigués Eduardo Alonso Martínez.

Ágatha de Santos / VIGO

Documentos inéditos de la National Archives de Londres (Archivos Nacionales) desclasificados en 2005 aportan nuevos datos sobre la participación de Eduardo Martínez Alonso (Vigo, 1903) en las operaciones de evacuación de judíos desde Galicia durante la II Guerra Mundial en su calidad de médico de la Embajada Británica y de la Cruz Roja, gesta que su hija, la antropóloga social Patricia Martínez de Vicente, ya había relatado en un libro publicado en 2003 a partir de un viejo diario del doctor y de los testimonios de su madre, Ramona de Vicente. Esta documentación -entre la que hay informes de organizaciones como la Cruz Roja Británica, listas de evacuados, telegramas de la Embajada Británica en Madrid y del propio médico-, desvela que el "Schlinder" vigués no sólo colaboró con este operativo entre 1940 y 1942, año en que tuvo que exiliarse en Londres, tal y como se creía hasta ahora, sino que fue el ideólogo de la conocida como ruta de Valença do Miño y que continúo asesorando al MI6 (Servicio de Inteligencia Británico) desde su exilio londinense.

Un telegrama de la Embajada Británica en Madrid a los Servicios Secretos Británicos, fechado el 11 de febrero de 1942, se refiere así al médico recién llegado a Londres sobre quien se solicitaba informes: "Ha sido nuestro principal agente del SOE (Special Operations Executive) al ayudarnos con los rescates desde fuera y a través de España y por tanto sugiero que siga asesorándonos".

El mismo telegrama deja claro su papel en las operaciones de rescate llevadas a cabo desde Galicia: "Deberán tener en cuenta su experiencia directa en las evacuaciones por el río Miño. Conoce valiosos detalles sobre la ruta de Valença que él ha organizado".

Cientos de miles de refugiados -prisioneros de guerra y sobre todo judíos- acabaron en la cárcel de Miranda de Ebro tras atravesar clandestinamente los pasos de los Pirineos huyendo de la barbarie nazi, y miles de ellos consiguieron ser liberados gracias a la estrategia del Servicio Secreto Británico, que comenzó a gestar estas operaciones el mismo año del estallido de la guerra, en 1939; y una de estas rutas fue la que ideó y dirigió Martínez Alonso y que tenía a Tui y al río Miño como principales escenarios.

Entre la documentación desclasificada a la que ha tenido acceso Martínez de Vicente, se encuentra también una carta escrita por su padre con detalles pormenorizados sobre su cometido como miembro de la Special Operations Executive (SOE) en las evacuaciones de la franja fronteriza con Portugal: "Yo me limito a los pasos de la frontera gallega (denominada la ruta de Valença de Miño) y estudio las posibilidades de la frontera salmantina entre Ciudad Rodrigo y Fuentes de Oñoro, paso que se ha utilizado con éxito para los polacos, aunque ha habido algunos casos

desafortunados, quizá por falta de medios apropiados, mala organización y porque se intenta contrabandear a demasiada gente a la vez".

También da detalles sobre la propia ruta y sobre las infraestructuras que cuentan en la zona. "Ahora mismo utilizamos dos puntos diferentes -retala el doctor-. Uno en Guillarei, junto al río Miño, que corre paralelo a la carretera y el tren. (...) El siguiente punto está más próximo al río, donde nuestro agente tiene otra casa y un barquito de pesca que podría albergar a 12 personas y una tripulación de seis personas".

Martínez Alonso conocía al dedillo estas operaciones no sólo por haber diseñado la ruta que desembocada en Portugal tras atravesar media España, sino porque había participado activamente en el operativo antes de su exilio, papel que comenzaba con la liberación de los presos de la cárcel de Miranda de Ebro, donde en 1941 había 800 detenidos aliados -144 británicos, 89 canadienses y 306 polacos-, según detalla un informe desclasificado de Cruz Roja Británica. A través de los archivos de esta organización, Martínez de Vicente averiguó que durante ese mismo año, su padre visitaba a estos presos todos los fines de semana para comprobar su estado de salud y hacer los repartos de ropa, comida y tabaco que proporcionaba la esposa del agregado naval, Alan Hillgarth.

Para liberar a los prisioneros, certificaba una enfermedad grave: tifus, tuberculosis... y recomendaba su evacuación por razones humanitarias. "Incluso certificó sus falsas muertes, por lo que continuaban su periplo con una nueva identidad", añade Patricia de Vicente.

Los servicios británicos eran los encargados de elaborar las listas de quienes tenían que ser liberados por el operativo de evacuación. "Entre sus prioridades estaban los judíos que, con una "J" en un pasaporte, serían sin ninguna duda repatriados a sus países de origen, ocupados por el ejército nazi", relata la antropóloga.

Una vez fuera de los muros de la prisión, los liberados emprendían el viaje en un coche de la embajada británica, con salvoconductos falsos, dirección a Galicia y en numerosas ocasiones pernoctaban en la casa de verano que la familia Martínez Alonso tenía en Redondela.

El cerco de la Gestapo

A pesar de que los traslados se organizaban minuciosamente y se realizaban con la máxima discreción, los nazis sabían que Vigo y Tui eran puntos claves para las evacuaciones. El propio Eduardo Martínez había advertido de ello a las autoridades británicas desde su exilio londinense: "No recomiendo usar la ruta de Vigo, ya que las autoridades conocen perfectamente que nos encargamos de pasar gente por el río Miño hacia el norte de Portugal (...) Por eso es conveniente alternar las paradas en Guillarei".

"La Gestapo gozó de total impunidad y tuvo una fuerte presencia en Vigo, cuyo puerto era importantísimo, ya que desde aquí los nazis transportaban el volframio extraído de las minas gallegas y que alimentaba a la industria bélica de Hitler", explica la antropóloga.

Pero el Servicio Secreto Británico vigilaba muy de cerca los movimientos de los alemanes, por lo Martínez de Vicente no duda en afirmar: "Vigo era un nido de espías".

Ante el cerco cada vez más estrecho de la Gestapo, el médico vigués recomienda desviar la ruta de evacuación por Santiago vía Porriño: "Santiago es un centro turístico y es más fácil que el cuerpo diplomático lo visite. Sugiero que todos los ocupantes se bajen a visitar los monumentos en la mañana, coman en la carretera Pontevedra-Vigo, por ejemplo en Ponte Sampaio, donde hay un criadero de ostras -una estupenda escusa para parar un par de horas-, y llegar a nuestra casa de Redondela al atardecer". Esta nota desvela que la casa redondelana continúo empleándose para las evacuaciones a pesar de que sus propietarios se encontraban fuera del país.

Desde allí y al caer la noche, eran trasladados hasta Tui -uno de los pasos era la parroquia de Guillarei-, en un operativo en el que participaba un reducido grupo de personas, entre ellas un tal Ríos, de profesión taxista, cuyo cometido era pasar con los evacuados la frontera de Portugal, situada al otro lado del antiguo puente de hierro que une Tui con Valença, hasta según consta en las comunicaciones del doctor Martínez Alonso.

Un informe de la Cruz Roja Británica cita que en diez meses se habían liberado a 400 hombres de cárceles españolas. Sin embargo, Patricia Martínez reconoce que es imposible saber cuántas personas consiguieron atravesar la frontera galaico-portuguesa a través de esta red de evacuación, aunque calcula que debieron de sobrepasar las 50.000, teniendo en cuenta que unas 300.000 refugiados salieron de España entre 1940 y 1945 a través de las dieciséis rutas de evacuación que operaron a lo largo y ancho del país.

El Gobierno británico concedió al doctor Eduardo Martínez Alonso la Medalla al Valor en 1945, poco antes de regresar a España, y hace tan sólo unos meses, en abril, fue distinguido con el título de Justo entre las Naciones por ayudar a escapar del Holocausto a miles de judíos, un galardón que tan sólo tienen siete españoles, según la antropóloga.

La gesta de Eduardo Martínez Alonso, que ahora amplía estos nuevos datos, podría ser llevada al cine. "Hay un proyecto para hacer una película que está muy avanzado", asegura Martínez de Vicente, que prefiere no desvelar más detalles por el momento. Mientras, prepara un segundo libro sobre la intervención del médico vigués en estas operaciones de rescate con la información nueva de la que dispone.

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