A la vista del veredicto del jurado, el ministerio fiscal ha pedido un pena de 20 años y nueve meses de cárcel para Franz Reynaldo Villalba, de 26 años y natural de Bolivia, por haber asesinado a su hijo aprovechando que la madre estaba ingresada en el Hospital General de Manresa tras un intento de suicidio.

Los hechos ocurrieron la noche del 5 de febrero de 2005, cuando el procesado, que ha manifestado que no recordaba nada porque iba borracho, pero que cree que su hijo se le cayó accidentalmente al suelo, se despertó irritado ante los llantos de su bebé y, tras golpearle, le lanzó al menos dos veces con mucha fuerza contra la pared, lo que provocó la muerte del niño.

Por siete votos a favor y dos en contra, el jurado considera culpable de asesinato al procesado -por lo que el fiscal pide veinte años de cárcel por asesinato-, mientras que los nueve miembros del jurado sostienen unánimemente que el acusado también propinó un puñetazo a su esposa, que le provocó un hematoma en el ojo -por lo que el fiscal pide nueve meses de prisión por violencia doméstica-.

El jurado considera probado que tras el nacimiento del bebé Franz J., el 13 de noviembre de 2004, el padre se "impacientaba" cuando el niño lloraba, y que la noche de los hechos los llantos del bebé le despertaron hacia las cinco de la mañana, por lo que le dio un par de bofetones para intentar que callara, ante lo que el niño lloró aún más.

Entonces, según el jurado, el hombre "no tuvo suficiente paciencia" y aprovechándose de la indefensión del bebé y de su extrema fragilidad física, le estrelló contra la pared al menos en dos ocasiones, consciente de que con ello le podía provocar la muerte.

Según el jurado, tras estrellar a su hijo contra la pared, el padre volvió a dormirse y cuando se despertó, hacia las diez de la mañana, al comprobar que el bebé estaba frío y no respiraba, pidió auxilio y lo llevó al hospital, donde ya ingresó cadáver.

El jurado se ha basado a la hora de emitir el juicio en parte en el resultado de la autopsia, que revela que el bebé recibió dos fuertes impactos en la cabeza en zonas distintas y que no se dieron de forma simultánea, con lo que queda desacreditada la versión del acusado, de que su hijo cayó accidentalmente, ya que parece improbable que un bebé pueda sufrir dos fuertes golpes en la cabeza en una misma caída.

En su veredicto, el jurado considera que pese a que el padre estuvo con sus compañeros de piso bebiendo cerveza hasta las tres de la madrugada, esto no afectó a su capacidad de entendimiento, en contra de lo que sostenía el procesado, que mantiene que no recuerda nada porque estaba borracho.

Durante el juicio, la esposa del procesado, Jeanette Mireya F.B., también boliviana, que está de nuevo embarazada de su esposo, exculpó a su marido al entender que es una persona "que no puede hacer daño a nadie" y que trataba "muy bien" a su hijo.

Jeanette Mireya afirmó que siempre ha creído la versión de su marido, de que fue un accidente, si bien admitió que, como esposa, tiene "la obligación de estar al lado de mi marido" y que hará "todo lo posible" para ayudarle a salir de la cárcel.

Asimismo, dijo que su marido no la maltrató ni la pegó nunca, y que el moratón que presentaba en un ojo se debió a que él la "empujó involuntariamente" un día que discutieron porque el procesado quería salir con sus amigos.

La mujer también relató que su intento de suicidio -ingirió jabón líquido la semana antes del asesinato del bebé- tuvo su origen en su depresión posparto y no en la agresión de su marido, como sostenía la fiscalía.

En la misma línea, la suegra del procesado, Ana B.A.F., exculpó a su yerno y afirmó que la muerte de su nieto se debió "a un tremendo accidente con consecuencias fatales".

Tanto Jeanette como su madre han estado hoy presentes en la lectura del veredicto por parte del jurado, y ahora esperan a que el juez, en su sentencia, sea más favorable a las tesis de la defensa, que pide un máximo de dos años de cárcel por homicidio imprudente.