La denuncia fue hecha por Frank Marita, director de la UNICEF para las provincias de Bahar Al Ghazal y Warrab, ubicadas en el sur de Sudán.

Precisó que esos niños son usados como soldados en el Ejército regular de esa región y como combatientes del Ejército Popular de Liberación de Sudán (EPLS) y de otras milicias del sur, reveló el responsable internacional en una rueda de prensa.

Marita reiteró que el gobierno de esa región afronta la responsabilidad de desarmar a esos niños dentro de lo estipulado en el acuerdo de paz suscrito entre el ejecutivo central de Jartum y el EPLS, en enero de 2005, que puso fin a 21 años de guerra civil en el sur.

En ese sentido, el representante de la UNICEF instó a las autoridades de esa zona a reinsertar a esos menores en la sociedad.

Marita recordó que el desarme de los niños fue recomendado en una reunión entre los responsables del sur y organizaciones civiles, que fue celebrada la semana pasada en la ciudad de Juba, la capital de esa zona autónoma.

Por otra parte, el representante de Naciones Unidas en Sudán, Freid Baby, elogió la colaboración que se ha dado entre el Ejército del sur, el EPLS y la ONU en el cumplimiento del protocolo de las medidas de seguridad y militares estipuladas en el acuerdo de 2005.

Recordó que en virtud de ese tratado se logró replegar un 85 por ciento de las tropas gubernamentales del gobierno central de Jartum, que estaban destacadas en la ciudad de Wau, que durante la guerra civil fue una de las más importantes zonas militares.

La guerra civil del sur, que concluyó en 2005, se desató en 1983 cuando el régimen de Jartum impuso la ley islámica en todo el país, lo que hizo que el EPLS emprendiera una lucha armada por la separación del sur habitado mayoritariamente por cristianos y animistas.

Al menos dos millones de personas perdieron la vida en ese conflicto, no sólo en combate sino también a consecuencia del hambre y las enfermedades.