Abrazar como modo de comunicación con los hijos, y no sólo la vía verbal. Abrazarles, dijo, siempre "aunque no te lo pida, aunque parezca molestarle, aunque proteste, aunque pienses que es demasiado mayor, aunque se porte mal, aunque creas que no lo necesite, aunque no se lo merezca, aunque te saque de sus casillas..."

De la autoestima dijo que es un concepto complejo que se aprende y configura durante el período infantil. "Sobre esto -explicó- el niño irá construyendo su personalidad y de él dependerá el éxito o fracaso de todo lo que se proponga en la vida".

Ferrerós basó ese aprendizaje en enseñar la tolerancia a las frustraciones pero también en la empatía, entendida como la capacidad de sintonizar con las emociones y sentimientos de los demás. "Este recurso emocional es indispensable en la formación de la personalidad del niño".