"No vamos a entrar en la dinámica de decir que ahora somos directores de cine. No nos plantearemos hacer otra película hasta que no tengamos de verdad una historia que contar", decía hoy, en la presentación del filme, el actor Tristán Ulloa.

Él se ha encargado especialmente del guión y de la dirección de los actores de "Pudor", que protagonizan Nancho Novo y Elvira Mínguez y cuenta en su reparto con Celso Bugallo, Natalia Rodríguez y Carolina Román, mientras que su hermano, con una larga carrera como realizador de televisión -lo ha sido de la serie "El comisario" en sus tres últimas temporadas- se ha dedicado a la parte técnica de la cinta.

Pero la película es, según comentaron hoy estos dos hermanos que ya dirigieron juntos el corto "Ciclo", un trabajo conjunto ya que cada uno de ellos tenía "un ojo puesto en el campo del otro" para llevar a cabo un trabajo en el que llevaban tiempo pensando, un largometraje sobre "aquellos que tienen todo para comunicarse y no lo hacen" y sobre aquellos que viven juntos y están solos, comentaba David Ulloa.

La historia que querían contar la encontraron en la novela "Pudor", que han trasladado al cine y, de la Lima original, al escenario de una ciudad costera española (está rodada en Gijón).

Allí vive una familia integrada por un hombre que va a morir, una mujer que recibe anónimos eróticos, una adolescente que lucha con las dudas de su edad, un niño que ve fantasmas y un abuelo que encuentra el amor. Todos ellos conviven sin encontrar la forma de contarse los deseos, miedos, obsesiones y secretos que marcan sus respectivas vidas.

"Es una película que habla también del medio vaso lleno o vacío, de cómo puedes valorar lo que tienes al lado y de cómo, al final y aunque para ello se necesite un revulsivo, la familia está ahí, hasta el final", explicaba Tristán Ulloa, quien asegura que "dirigir, interpretar y escribir son tres formas de hacer lo mismo, tres formas de contar una historia que se retroalimentan".

Tristán Ulloa cuenta que ha aprendido "mucho" detrás de la cámara y asegura que se siente "muy orgulloso" del trabajo de los actores en la película, en la que han intentado plasmar el pudor también en su plano estético.

"Hemos querido que la cámara también sintiera pudor, que tuviera una observación voyeur de las escenas y de los personajes, crear una observación como la que se forma a través de una mirilla", algo que también les ha llevado a crear una fotografía "apagada y con estallidos de color, como si la olla a presión de los personajes soltara latigazos".