Las nuevas magistradas -que han sido escogidas entre más de 120 candidatas- ocuparán su cargo en tribunales tanto de familia, como mercantiles y civiles, e incluso algunas presidirán tribunales.

El caso de la pionera, Tahani al Yabali, fue nombrada hace cinco años jueza del Tribunal Constitucional, fue simbólico, porque nunca llegó a desarrollar sus funciones en un tribunal.

Sobre los nuevos nombramientos, el jefe del Consejo judicial, Muqbel Shaker, ha declarado que este paso es un "primer experimento para ver cómo desempeñan (las mujeres) el cargo".

La medida fue criticada inmediatamente por altos magistrados que aseguran que nombrar a mujeres en el cargo de juez es una violación a la "sharía" o ley islámica porque, según ellos, ésta establece que la mujer no tiene derecho a impartir justicia.

También, algunos miembros de la oposición y algunos periódicos independientes mostraron su desacuerdo por las sospechas de nepotismo ya que, según los críticos, 20 de las 31 magistradas son hijas de otros jueces y consejeros todavía en activo.

A los reproches se sumó Ahmed Makki, vicepresidente del tribunal de casación egipcio, la mayor instancia judicial civil del país, quien declaró que la medida "ha sido tomada bajo la presión occidental".